Los ruidos de una empresa llevan a los vecinos a acudir a la justicia

La asociación de vecinos de Tomé Cano, a instancias de la comunidad de uno de los edificios emblemáticos de la plaza del mismo nombre, se plantea acudir a la vía judicial para solucionar el problema de los ruidos que molestan a los residentes en la zona.

Todo parte de la protesta inicial de unos padres, cuyo hijo, de 28 años, hace mucho tiempo que viene recibiendo una educación especial a causa de un retraso que presenta distintas características. Lo cierto es que de un tiempo a esta parte esta persona "tiene que estar sedada porque, simple y llanamente, no puede dormir a partir de las seis de la mañana por circunstancias ajenas a su casa y a su familia".

A esa hora, la seis de la madrugada, comienza el trasiego de vehículos de gran tonelaje en los alrededores de la plaza. Tanto los padres del chico como los representantes de la comunidad y los del colectivo vecinal se dirigieron en primer lugar al supermercado, cuya contestación fue contundente: "No es culpa nuestra, sino de los transportistas que llegan a esta hora, lo que nos obliga a abrir las puertas del establecimiento".

La versión de los transportistas es opuesta, según plantean los vecinos: "Nos dicen que es el centro comercial el que establece los horarios y ellos se atienen al mismo. Si es a las seis de la mañana, ése es el momento en el que estamos allí porque no es el único lugar al que hay que acudir cada día".

Una vez conocidas ambas versiones, y al no encontrarse solución, los vecinos se plantean acudir a la vía judicial, "no sólo por el chico, cuya situación sería suficiente para tomar estas medidas, sino por los vecinos de la zona en general, ya que en todo el ala de la plaza que va a dar a este supermercado no se puede conciliar el sueño desde las seis de la mañana".

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