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Málaga, 21/07/05

Vecinos del centro piden reducir los niveles de ruido permitidos

Los establecimientos de hostelería están en contra de la norma del Ayuntamiento y se quejan de que no han sido consultados

ESPERANZA CODINA

Contrarios a la ordenanza
Un cartel colgado en un pub, contrario a la ordenanza/Victoriano Moreno
Los colectivos ciudadanos están mirando con lupa el proyecto de ordenanza de prevención y control del ruido elaborado por el Ayuntamiento de Málaga. El primero que se ha puesto a la tarea con el objetivo de presentar alegaciones durante el periodo de exposición pública es la asociación de vecinos del Centro Antiguo, que pedirá al área de Medio Ambiente que reduzca cinco decibelios el nivel de ruido permitido en las calles de las zonas residenciales.

La norma municipal, aprobada recientemente por la junta de gobierno local, establece el límite en 65 decibelios de día y 55 de noche. Según la presidenta de esta asociación, Dolores Acosta, se presentarán alegaciones para que los niveles de emisión de ruido en este caso se fijen en 60 y 55, respectivamente. Estas cifras son semejantes, además de para las zonas residenciales, para las que estén ocupadas por equipamientos no sanitarios y zonas verdes comunes.

Acosta calificó la ordenanza como "buena, aunque mejorable", y opinó que "lo importante es que, una vez que se apruebe definitivamente, se aplique de verdad". Así, otra de las reivindicaciones de este colectivo es facilitar las herramientas necesarias para ello. La segunda de sus peticiones va en este sentido: crear una patrulla verde, es decir, un grupo dedicado, en exclusiva, al control de las emisiones de ruido.

Otra solicitud que cursarán por escrito es el control de la movida juvenil y del botellón. Los vecinos del centro, muy afectados por este fenómeno, no pretenden que se suprima ni que se prohíba el consumo de alcohol en la calle. Su idea es que se "reglamente", es decir, que se acondicionen zonas específicas de la ciudad para esta actividad. "Hacer lo mismo que se hace, por ejemplo, con las barbacoas", explicó Acosta.

Los vecinos del Centro Antiguo cuentan con el asesoramiento de expertos y presentarán sus alegaciones a la norma municipal junto a la Asociación Juristas contra el Ruido. Acosta confió en que el resto de colectivos vecinales del casco histórico se sume a sus reivindicaciones. Insistió en que el área de Medio Ambiente ha hecho "un trabajo "muy importante" con este texto, que en breve se someterá a exposición pública, aunque matizó que "con estas alegaciones puede ser aún más completo".

Los que no están tan satisfechos con la futura ordenanza municipal son los establecimientos de hostelería, que se quejan de que, prácticamente, no han sido consultados en el proceso de elaboración de la misma. Son contrarios a muchos de los puntos del documento y también han contratado los servicios de un experto para preparar sus alegaciones.

"Se queda reducida a una ordenanza contra los bares", apuntó el responsable de salas de fiesta y bares de la Asociación de Empresarios Hosteleros de Málaga (Aehma), Juan Rambla. A su juicio, no se regula "prácticamente nada" sobre el tráfico, el ruido de los vehículos de la limpieza o el consumo de alcohol en la calle. Están analizando artículo por artículo. Una medida con la que no están de acuerdo es la reducción hasta dos horas del horario de cierre de los locales –incluidas las terrazas– ubicados en calles consideradas acústicamente saturadas. Hay 13 en pleno centro de Málaga y están sujetas a un régimen especial de actuación. Otra queja es la prohibición de traspasar establecimientos ubicados en este tipo de vías, es decir, no se permitirá el cambio de titularidad. "Se le están quitando derechos al empresario que ha hecho una inversión fuerte en un local concreto", aseveró Rambla.

Los puntos 2, 3 y 4 del artículo 56 indignan a los hosteleros. El primero de ellos dice textualmente: "Los titulares de actividades de ocio y alimentación deberán adoptar las medidas necesarias en aras de impedir el consumo de bebidas o alimentos fuera del establecimiento". También se les culpará de las "molestias" que causen a los vecinos el ruido de los usuarios al entrar o salir de su local.

"Pretenden hacernos responsables del ruido que hay en la calle", protestó Rambla. Los establecimientos de hostelería han iniciado una campaña en contra de la ordenanza. Algunos de los bares del centro llaman a la "movilización general" contra la norma municipal y han criticado a la edil de Medio Ambiente, Patricia Marín. "Cuando se vaya a hacer una ordenanza, por lo menos se debería contar con los afectados", concluyó Rambla.

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