Fomento estudia expropiar el chalé del vecino que paralizó las obras del AVE

El dueño pidió al Ministerio que se quedara con el terreno para no sufrir más molestias

B. RICO

El constante movimiento de tierras, el ruido de la maquinaria, el polvo que se desprende y la inseguridad que todo esto conlleva ha despertado el malestar de Julie, David y de sus dos hijos, una familia británica que tiene un campo ubicado en las faldas de la sierra de Camara a pocos metros de los trabajos de construcción del AVE. Por este motivo, David emprendió una batalla que comenzó en el mes de abril interponiendo una denuncia en la Guardia Civil, que fue sobreseida en los Juzgados de Villena. Asimismo y sin encontrar solución para su situación, el padre de familia se aposentó, con sombrilla y hamaca, en la fachada de su hogar para impedir la construcción de un muro de contención de tierras. Obligado por los agentes a desalojar este lugar y tras mostrar su oposición, David tuvo que permitir al final que los trabajos continuaran.

Los afectados han pedido que el Ministerio de Fomento incluya su chalé dentro del plan de expropiación, petición que en estos momentos está siendo gestionada por la Administración. Su mujer, Julie, quiso trasmitir ayer a este diario su indignación. Uno de sus hijos de siete años sufre asma desde febrero, momento en el que la ejecución comenzó a desarrollarse en esta zona. «Me gustaría saber qué va a pasar porque nuestra vida ha cambiado totalmente. Estamos viviendo un infierno ya que los camiones hacen ruidos insoportables y es imposible vivir así. Los niños no pueden salir de casa y nosotros tememos por nuestra seguridad». Este diario se puso en contacto con la empresa constructora, la UTE Sacryr- Carvosa, que prefirió no manifestar su versión sobre los hechos ocurridos.

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