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Barcelona, 17/07/05

Ciutat Vella pide a los clientes de los bares que orinen en el local

El distrito repartirá posavasos y adhesivos en los locales de ocio nocturno para invitar al público a no orinar en la calle

RAMON SUÑÉ

Ciutat Vella pondrá en marcha el próximo fin de semana una nueva campaña para combatir el hábito de orinar en la vía pública, que en los últimos tiempos se ha convertido en una práctica demasiado común de muchas personas que frecuentan las zonas de ocio nocturno del distrito.

Los promotores ambientales, que hasta ahora trataban de concienciar a los usuarios de las terrazas y bares más ruidosos sobre la necesidad de respetar el derecho al descanso de los vecinos, abrirán un nuevo frente de actuación para promover el civismo. A sus misiones habituales, que incluyen también la inspección de los locales molestos, añadirán el reparto de 10.000 posavasos con un mensaje que invitará a los clientes de estos establecimientos a pasar por el lavabo antes de salir a la calle y caer en la tentación de mear al aire libre.

La campaña se desarrollará en los lugares de Ciutat Vella donde existe una mayor oferta de ocio nocturno y donde se reciben más quejas de los vecinos por la impunidad con la que actúan los meones de calle. Los promotores cívicos realizarán una ruta que pasará por las denominadas zonas húmedas del distrito: la rambla del Raval, la plaza Real y sus alrededores, el Arc del Teatre, las plazas del Pi y Sant Josep Oriol y el barrio de la Ribera y el Born. Además de repartir los posavasos, buscarán la adhesión a la campaña de los propietarios de los bares invitándoles a colocar en la la puerta de salida del local un adhesivo o un cartel con idéntico recordatorio.

La suciedad y la pestilencia originadas por los orines evacuados en la vía pública por nativos y turistas se ha convertido en un serio problema higiénico en muchas calles, plazas, parques, jardines y callejuelas de Barcelona, en especial en Ciutat Vella. En las audiencias públicas y los plenos de este distrito es frecuente la presencia de ciudadanos que acuden a estos foros para expresar sus quejas por el estado en que los íncivicos dejan los espacios públicos y los portales de sus casas.

Recientemente la edición barcelonesa del diario El Punt, citando fuentes municipales, cifraba en 625 los guarros pillados in fraganti por la Guardia Urbana durante el 2004 mientras orinaban en lugares prohibidos. Durante el 2005 se mantiene, asimismo, una media de dos infractores al día atrapados con la bragueta bajada.

Las ordenanzas municipales consideran este comportamiento como infracción leve y lo castigan con una multa de hasta 450,76 euros. Sin embargo, la impresión generalizada entre quienes sufren las consecuencias de esta lamentable moda urbana es que la policía local apenas interviene, las sanciones son una excepción y la mayoría de las multas que se imponen no se cobran.

A la espera de un endurecimiento de las políticas contra los meones callejeros, el Ayuntamiento ha optado por la pedagogía y por medidas disuasorias de la micción incontrolada, como la recuperación de los urinarios públicos que ya ha iniciado el distrito de Ciutat Vella con carácter experimental y con la perspectiva de exportar la medida a otros puntos de la ciudad si se demuestra su efectividad.

Las campañas contra el ruido tienen un recorrido más largo. El año pasado el distrito que dirige el concejal Carles Martí, en colaboración con los comerciantes de la Ribera, puso en circulación un grupo de actores que, mediante la mímica, instaban a los clientes de los locales de ocio a respetar el descanso de los vecinos de este barrio. Desde la pasada semana, y hasta finales de septiembre, esta experiencia se ha extendido a la zona de la plaza Real, también de acuerdo con la asociación de comerciantes, que sufraga casi la mitad del coste de la iniciativa. En otros puntos del distrito, como en el Raval también pueden verse esporádicamente actuaciones de mimos, pagados en este caso por los propietarios de locales conscientes de las molestias que provoca su clientela cuando abandona el establecimiento y forma corros en la calle.

Las autoridades municipales se muestran relativamente satisfechas por la acogida que tienen los mimos, que suelen acompañar sus actuaciones con el reparto de puntos de lectura y piruletas.Ciutat Vella tiene preparadas 17.000 de estas golosinas para distribuirlas en las noches de verano. El Ayuntamiento también ha recurrido a los mimos para instar a los bañistas a mantener limpias las playas.

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