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Castelló, 14/07/05
Los peritos afirman que es «casi imposible» probar que el foco de ruido saliera de Rocersa
Señalan que la presencia de más industrias en la zona complica la obtención de datos fiables
La tercera jornada del juicio contra el alcalde de Vila-real, Manuel Vilanova y el gerente de Rocersa, Pedro Llop, por un presunto delito ambiental, aportó los testimonios periciales. Todos los técnicos consultados afirmaron que es «casi imposible» probar que el cogenerador de la firma fuera el foco de los ruidos que sufrían los vecinos de la zona norte de la ciudad debido a la presencia en la zona de más industrias. Los vecinos insistieron en culpabilizar a la mercantil de las molestias acústicas que sufrían.
David Pérez, Castelló «¿Hay algún sistema para acotar el ruido que generaba Rocersa del general que existía en la zona industrial donde se hallaba la empresa?». La pertinente pregunta del presidente de la Sección Segunda de la Audiencia Provincial fue contestada de la misma manera por los tres peritos que comparecieron en la mañana de ayer. «Es una cuestión compleja porque entra la percepción subjetiva. Cuando el ruido generado en varios focos de emisión relativamente próximos es muy similar es muy difícil determinar de donde procede», contestó Juan Augusto Pascual, un perito que realizó entre 1995 y 1997 dos informes de ruidos a petición de Rocersa y otro a instancias del consistorio de Vila-real. «¿Me está diciendo que una empresa, por el mero hecho de estar en un polígono, puede hacer el ruido que quiera porque es imposible buscar al infractor?», interrogó el magistrado. «Habría que hablar con las empresas y desenchufar sus máquinas una a una durante la misma jornada, sólo así se concretaría la procedencia exacta de un ruido», respondió el perito.
Juan Augusto Pascual explicó que Rocersa le encargó los dos informes sonométricos en 1995 a raíz de las reclamaciones de los vecinos de la zona. El informe se acotaba al periodo nocturno -cuando el cogenerador provocaba más molestias sonoras- y, según explicó Pascual, las mediciones se realizaron «con el cogenerador en marcha y parado, como me pidió la empresa». Según explicó el perito, el análisis acústico con las máquinas en reposo se efectuó «porque me dijeron en Rocersa que el cogenerador paraba por la noche». El análisis con los motores del interior de la planta en marcha situó su emisión en 83,3 decibelios y detectó otros dos importantes focos de ruido en una fábrica de hierros cercana.
Juan Augusto Pascual confirmó que en aquella época la normativa de Vila-real no marcaba límites acústicos en zonas industriales, «por lo que se tomaban como referencia los incrementos».
Autor de un informe sonométrico
Otro testimonio revelador fue el de Ernesto Fenollós, el ingeniero industrial de la empresa Novotec que realizó con Pascual el estudio sonométrico de toda Vila-real que les encargó el ayuntamiento en 1997. El perito afirmó que no recibió instrucciones de realizar mediciones detalladas en Rocersa y corroboró la imposibilidad de concretar que el ruido que tanto molestaba a los vecinos saliera de la Central de Cogeneración de Rocersa. En cambio, a preguntas del magistrado, avaló que los vecinos afectados fueran capaces de identificar el ruido concreto generado por Rocersa de otros muchos focos. «Desde luego que esa puede ser una percepción fiable».
Juan Izquierdo, el ingeniero industrial que redactó en 1999 para Rocersa el proyecto para legalizar la Central de Cogeneración, cerró la terna de testimonios técnicos relevantes. Izquierdo confirmó sin medias tintas que la máquina productora de energía funcionó sin licencia de actividad entre 1991 -cuando se instaló- hasta 1998, cuando fue clausurada. Sólo entonces, según afirmó, la empresa le encargó el informe para legalizarla.
Izquierdo reveló que la voluntad de Rocersa de legalizar a posteriori parte de sus instalaciones «es una práctica generalizada en todas las empresas de la zona, de hecho yo he realizado muchos proyectos similares».
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