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Barcelona, 10/07/05

Vecino denuncia a disco, disco denuncia a vecino

Juzgado un vecino de la Ribera y su esposa por intento de extorsión a un local de ocio que no les dejaba dormir

SANTIAGO TARÍN

Lo normal es que un vecino denuncie a una discoteca por las molestias que le causa. Lo inusual es que sea la discoteca la que denuncie a un vecino porque la intenta extorsionar. Este caso se vió esta semana en el juzgado penal 13 de Barcelona, donde se juzgó a un dirigente vecinal y a su esposa por pedir dinero a la sala La República por retirar las denuncias presentadas. El fiscal y la acusación particular solicitaron un año de cárcel y ellos dijeron que les ofrecieron insonorizar su piso.

La tesis de las acusaciones es que el matrimonio exigió el pago para cesar en las reivindicaciones vecinales. La República, hoy clausurada, estaba en los sótanos de la estación de Francia. El primer precio puesto fue de 54.000 euros, que luego se rebajaron a 24.000 euros. Los propietarios denunciaron el caso a la policía, grabaron varias conversaciones telefónicas, enseñaron a los agentes los billetes que iban a entregar y pactaron una cita en el almacén del local. Cuando el vecino recogió el maletín, varios inspectores salieron de entre las cajas y le detuvieron.

En el juicio, cuando el fiscal preguntó si el acusado pidió dinero al propietario del local, éste contestó: "Me alegro de que me haga esta pregunta" y relató que, en realidad, le ofrecieron llegar a un acuerdo y pagar la insonorización de su vivienda, puesto que no podía dormir debido al ruido de la gente que abandonaba la discoteca. El acusado y su esposa señalaron que decidieron aceptar el pacto porque el resto de vecinos estaban desistiendo en sus demandas. "Espero que usted comprenda que me quedé solo", le dijo al fiscal. "Sólo quedaba mi pancarta".

Tampoco su esposa admitió haber pedido dinero; es más, afirmó que "estoy enferma por la discoteca", por el jaleo que se montaba. Ella añadió que en el trato se llegó a hablar de una casita para los fines de semana, que los socios del establecimiento les habrían ofrecido para que no sufrieran las molestias del ocio del viernes y el sábado.

La acusación particular, llevada por Santiago Joaniquet, llevó a declarar a uno de los agentes que se ocultaron en el almacén, y éste dijo que oyó como en el momento de recoger el maletín, el acusado pedía aún más para los gastos derivados de anular las denuncias presentadas. Por su parte, uno de los socios de La República negó que fuera una trampa a los vecinos: no denunció "por venganza", sino "por defensa".

El acusado señaló que no se sentía culpable por aceptar insonorizar su casa: "Yo creo que es lícito". El letrado de la defensa, Marc Molins, insistió en la inocencia de sus patrocinados, pidió su absolución y señaló que no podían vivir por el ruido. Eso es lo que ocurre normalmente: se denuncia el exceso de ruido. Pero en este caso se juzga a los vecinos por exigir dinero al local para cesar en sus denuncias. El mundo al revés.

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