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Palma de Mallorca, 30/01/04
Ssssssssssh
Javier Cuervo
Mientras el silencio no pague derechos de autor quedará relegado por la industria y por el mercado. Hay tal muchedumbre de intereses en que la música sea constante que a quienes la cobran les da igual que se confunda con el ruído siempre que pague su porcentaje a autores.En Occidente hemos pasado de buscar la música a perseguir el silencio. Es más difícil hallar un espacio sin canciones de lo que era hace 4 décadas encontrar una radio o un tocadiscos. Este año, casi en silencio, Hilo Musical cumplió 30 años de poner música en medio millón de empresas y organismos públicos. En los comercios, o él o la radio. En los bares, dos televisores compiten con canales diferentes, uno de ellos musical. En los restaurantes, la intimidad se sienta sobre un mínimo común denominador musical. En los pubs, la conversación lucha a voz en grito contra el volumen de la música. En la calle, el disc-man combate el ruído con música. En los coches, el encendido activa la radio. Silencio, por favor.
El sindicato alemán Vendi pedirá a los comerciantes de Berlín que concedan a sus empleados un cuarto de hora más de pausa al día para compensar la "crueldad mental" que se infringe a quienes trabaja 8 horas con villancicos de fondo. El Círculo Alemán de Trabajo contra la Contaminación Acústica reclama aumento de sueldo para los vendedores porque la música es un "factor añadido de estrés". Cuando la música sea antieconómica será oída cuando quiera ser escuchada, como privilegio no como incordio
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