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Cáceres, 19/01/04
Antonia Martín vive en Gil Cordero desde hace 15 años

La calle más ruidosa de Cáceres es Gil Cordero y la más silenciosa, la zona de La Mejostilla

«¿Ni me hable de las motos! Meten un ruido de miedo»

Las vías con más tráfico soportan una media de decibelios superior al nivel tolerable según la Organización Mundial de la Salud
Un grupo de profesores de la Politécnica está preparando el mapa sonoro de la capital
Antonio J. Armero
Aparece el verde en el semáforo, el primer coche de la fila no arranca y antes de que pasen cinco segundos, empiezan a sonar los toques de cláxon. Es sólo un ejemplo de situación en la que el ruido es una molestia para cualquier ciudadano.

Esta misma, y otras muchas similares, se producen en Cáceres a diario. Por encima de otras acciones cotidianas en una capital, como el sonido de las máquinas de una obra de construcción, el tráfico es la primera fuente ruidosa.

Conocen de cerca esta realidad los vecinos de la calle Gil Cordero, la más ruidosa de Cáceres según las mediciones del Laboratorio de Acústica de la Universidad de Extremadura.

Más de 70 decibelios
Una mañana cualquiera de un día laborable, la vía supera los setenta decibelios, una cifra que rebasa los 66 en los que la Junta de Extremadura establece el nivel tolerable, y más aún los 55 que estipula la OMS (Organización Mundial de la Salud). «Otros puntos con un alto nivel de ruido son la Avenida de Badajoz y la de Hernán Cortés -explica Juan Miguel Barrigón, catedrático del área de Física Aplicada-. Gil Cordero tiene menos tráfico pesado, de camiones, pero es una zona más cerrada, con edificios a los dos lados, mientras que Hernán Cortés está más abierta».

En el polo opuesto está el barrio de La Mejostilla, que registra los niveles más bajos de toda la ciudad. «Aunque no se han realizado mediciones últimamente -aclara el experto de la Escuela Politécnica-, las anteriores ya decían que es la zona más tranquila de la ciudad, sobre todo porque está en medio del campo».

La zona de casas baratas
A parte de la ubicación física de la vivienda, otro factor clave que influye en el nivel de decibelios de una zona concreta es la densidad de población. Juan Miguel Barrigón, que afirma que «en proporción a su tamaño, se pude decir que Cáceres es una ciudad ruidosa», pone como ejemplo el entorno de la Plaza de Antonio Canales (Plaza de Italia). «A pesar de estar en el centro de la ciudad y de que haya bastante movimiento de vehículos que buscan aparcamiento -indica-, es una zona de tranquila, porque son casas bajas, de pocas alturas, y la densidad de población, por tanto, es más baja que en otros sitios donde hay edificios de más alturas en los que vive más gente».

Por la noche, el tráfico pasa a un segundo plano, y los puntos de atracción de personas pasan a ser la principal fuente de decibelios.

Este tipo de cuestiones, y otras muchas relacionadas con el ruido, son objeto de estudio desde hace más de cinco años del Laboratorio de Acústica de la Escuela Politécnica, que ya ha comenzado una nueva investigación.

El objetivo es trazar el mapa sonoro simulado de la ciudad de Cáceres, a partir de un proyecto de fin de carrera dirigido por miembros del Laboratorio y firmada por el alumno Miguel Mellado. «Un mapa sonoro no es más que conocer la realidad sonora de un lugar», define Juan Miguel Barrigón.

Hasta ahora, lo que se había realizado eran mediciones en lugares concretos, para cartografiar los niveles sonoros y distinguir entre unas zonas y otras de la ciudad. La principal novedad de la investigación en curso es su carácter informatizado, a partir del uso de modelos matemáticos.

Cuatro grandes avenidas
El punto de partida del proyecto ha sido la zona que parte desde el cruce que permite el acceso al campus, en la carretera de Trujillo, atraviesa las avenidas de la Universidad, Delicias, Hernán Cortés y Virgen de Guadalupe y llega hasta el cruce que comunica con la carretera nacional 630.

Para confeccionar el mapa sonoro del enclave en cuestión hay que tener en cuenta distintas variables, como las características urbanísticas y arquitectónicas, la meteorología predominante, el comportamiento acústico de los materiales existentes o las principales fuentes sonoras.

En estas últimas destaca por encima de cualquier otra el flujo de tráfico rodado, para lo que el Laboratorio dispone de datos procedentes del centro de control de la Policía Local.

El tratamiento de los datos obtenidos permite dibujar el mapa sonoro, una herramienta que Juan Miguel Barrigón define como «muy versátil y útil para la gestión urbanística, ya que permitiría precedir los niveles sonoros», afirma. «Por ejemplo -detalla el profesor-, pensamos en cómo aislar el Parque del Príncipe del ruido procedente de la Avenida de Hernán Cortés. El modelo nos permitiría trazar un bloque que separara las dos zonas y concluir cuál sería el resultado de esa actuación urbanística desde el punto de vista de la reducción del ruido».

La mayor o menor precisión del mapa sonoro dependerá de un único factor: el dinero disponible. Tras varios intentos fallidos con distintas administraciones, el proyecto ha obtenido al final el respaldo de la Junta de Extremadura, que contribuirá a desarrollar, en un periodo de tres años, el mapa sonoro de Badajoz.

La capital pacense es la única que está obligada a tener un mapa sonoro antes de 2012 por superar los 100.000 habitantes, según establecen la Directiva Europea sobre Evaluación y Gestión del Ruido Ambiental y la Ley Española del Ruido (37/2003, BOE del 18 de noviembre del año pasado),

Cáceres, por contra, no llega a esta cifra, ya que según los últimos datos oficiales del padrón municipal, tenía, a fecha uno de enero de 2003, en 87.088. Sin embargo, si la población aumenta al mismo ritmo que lo ha hecho en los últimos años, superaría los 100.000 vecinos antes de 2012. -¿Está de acuerdo en que Gil Cordero es la calle más ruidosa de Cáceres?

-Sí. Aquí hay muchísimo ruido a todas horas. Y eso que hay menos que hace unos años. Desde que construyeron la carretera de circunvalación pasan menos camiones y se nota. Aunque siguen pasando camiones, antes había mucho más ruido.

-¿Hay alguna hora especialmente ruidosa?

-Cualquiera. Los coches pasan de día y de noche.

-¿Lo que más le molesta es el ruido de las motos?

-¿Ni me hable de las motos! Meten un ruido de miedo. Pasan a las tres de la madrugada, a las cinco... En esta calle no hay tranquilidad ninguna. Luego está el bar que hay justo debajo de casa, que son las doce de la noche y sigue metiendo ruido.

-¿No tiene en su casa doble ventana o doble cristal que la aíslen mejor del ruido?

-No tengo doble ventana. ¿Por qué voy yo a ponerla? Lo que tienen que hacer es acabar con los ruidos.

-¿Y no ha pensado nunca en cambiar de casa para irse a un sitio más tranquilo?

-No me interesa cambiar porque el piso es muy bueno. No me interesa irme a las afueras de la ciudad. Yo no me cambio, lo que tienen que hacer es acabar con los ruidos.

-¿Se han marchado muchos vecinos por los ruidos?

-La gente no se va porque los pisos son de lujo. Lo que sí es verdad es que muchos han puesto doble ventana.

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