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Madrid, 12/01/04
Ruidos molestos al lado de mi casa
En el pasado mensaje de año nuevo, Esperanza Aguirre incitaba a los madrileños a tratar de la mejor manera a los inmigrantes. Yo, casi sin querer, no pude evitar pensar que podía ser la primera en dar ejemplo conviviendo con latinoamericanos como los que hay en mi barrio.A diario me despierto a las cinco de la mañana porque a esa hora 'se tienen que ir a trabajar' y, como todo el mundo sabe, para ello es necesario arrastrar muebles y demás parafernalia.
Los fines de semana nunca sé si podré dormir por la noche o si estos amables señores que nos visitan decidirán que su situación es tan mala en España que van a celebrar una fiesta con música de su tierra, bailes y alcohol. Eso sin contar con que en una casa de cuarenta metros cuadrados podrán vivir del orden de quince a veinte personas, que arman a cualquier hora del día un jaleo espantoso. Y esto sólo es un pequeño ejemplo de lo que miles de familias obreras tenemos que sufrir en Madrid ante la indiferencia de la Policía y de las autoridades. F.M.C.
Vivo en Rivas, trabajo por las noches e intento dormir por el día, pero no puedo. Hay gente que deja a sus perros durante todo el día en sus jardines o terrazas (llueva, nieve, haga frío o calor) hasta que llegan de trabajar, por lo que los pobres animales lo único que hacen es ladrar sin parar ni un minuto hasta que se te meten los ladridos en las entrañas. El segundo y más importante es esas máquinas de fabricar ruido que se supone que sirven para 'barrer' las hojas, y lo único que hacen es levantar polvo, aparte de levantarme a mí de la cama, todo ello acompañado de los gritos de las personas que las manejan para comunicarse entre ellas. R.G.P. | 24 años.
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