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Alicante, 22/04/2001
Tirón de orejas a los municipios por bajar la guardia ante la proliferación del 'botellón'
Drogodependencias afirma que los ayuntamientos se han relajado a la hora de hacer cumplir la ley
JOSE CARLOS MARTINEZ
Toque de atención a los ayuntamientos. El director general de Drogodependencias de la Generalitat, Bartolomé Pérez Gálvez, considera que los municipios se muestran ahora más permisivos frente al consumo de alcohol en la vía pública que cuando se aprobó la actual legislación, en 1997. Los buenos resultados de años anteriores, en los que se consiguió mejorar la estadística, no han tenido continuidad durante el año pasado ni en lo que ha transcurrido de 2001. Pérez Gálvez argumenta que los consistorios han bajado la guardia frente a la proliferación del botellón entre la juventud.El director general de Drogodependencias, en declaraciones realizadas ayer en Alicante, insta a cada cual a asumir su responsabilidad en la prevención del consumo de alcohol en los jóvenes. En esta labor atribuye un papel esencial a los ayuntamientos, por lo que, sin la intención de que sonase a modo de crítica, según dijo, pero sí como exposición de una realidad, les instó a que hiciesen cumplir la ley de igual forma que hasta 1998. El mensaje se hace extensivo a los locales de ocio. «La ley de Drogodependencias, con la limitación de consumo en la vía pública, no se aprobó para evitar molestias vecinales. Fue, sobre todo, para impedir aglomeraciones o presiones de grupo que fomentasen un clima propicio para la agresividad», razona el alto cargo de la Generalitat.
Pérez Gálvez ruega a los ayuntamientos que velen por el cumplimiento de la legislación, mientras a los empresarios les pide que no permitan que se sobrepasen los aforos autorizados. «El 25% de los actos violentos relacionados con el alcohol está ocurriendo en el entorno de los recintos de ocio», precisa.
El director general alerta de que la ingesta de alcohol en la Comunidad ha disminuido en los mayores de 25 años, pero no en los menores de esta edad. Este dato, que contrasta con el registrado entre 1996 y 1998, lo atribuye en gran medida a que el fenómeno del botellón se ha ido extendiendo porque los ayuntamientos han tendido a mirar hacia otro lado. «En Alicante hay que intervenir no sólo en Canalejas, sino en el Castillo de San Fernando», dice.
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