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Zaragoza, 21/4/2001

La contaminación acústica en Zaragoza

El ayuntamiento pone coto al ruido

  • El pleno aprobará la próxima semana la ordenanza más rigurosa de España
  • Rebaja los niveles sonoros permitidos y multiplica el importe de las multas
  • El texto será especialmente severo con los discobares y los vehículos
JORGE ALONSO · Zaragoza
Zaragoza tendrá a partir de este verano la ordenanza de ruidos más rigurosa de España, que regulará --a diferencia de otras normativas municipales-- cualquier actividad en la ciudad que pueda provocar molestias al ciudadano. El texto recorta los niveles máximos de emisión de ruidos, estipula más mecanismos de control, multiplica por doce el importe de las multas y recoge toda clase de medidas técnicas para proteger los hogares y también las calles de contaminación acústica. El borrador, elaborado por la Mesa del Ruido de Zaragoza, será aprobado la próxima semana por el pleno y sustituirá a la actual ordenanza para la Protección contra Ruidos y Vibraciones, que data de 1986 y que se ha quedado atrasada. Una de las principales novedades es que no sólo se preocupa de garantizar la calidad ambiental en los interiores de los edificios sino también en el exterior. De esta forma, estarán sometidas a estrictas normas de insonorización las construcciones, cualquier tipo de instalación, las obras públicas, los vehículos, los aires acondicionados y hasta las alarmas.

El Ayuntamiento de Zaragoza prevé rebajar los límites máximos de emisión de ruidos en los edificios habitados, que por norma general no podrán superar los 40 decibelios por el día --ahora se permite 45-- y 27 por la noche --tres menos que los actuales--. Estos niveles regirán en los dormitorios y zonas habitables, pero se mantendrán los actuales en el resto de dependencias: pasillos, baños, cocinas y estancias comunes.

Más aislamiento en los bares
La ordenanza también pretende solucionar las numerosas quejas provocadas por los discobares: obligará a cualquier establecimiento con equipo musical a disponer de doble puerta de acceso y prevé la posible exigencia de equipos limitadores-registradores de ruidos. Los locales deberán presentar un certificado visado por el colegio oficial correspondiente sobre la adecuación a la ordenanza para lograr el permiso municipal.

La insonorización de los establecimientos será rígida. Todos deberán garantizar un aislamiento mínimo de 50 decibelios y deberán reforzar el material en el caso de que la actividad se desarrollar de noche --hasta 55 decibelios--, con especial mención a los bares --deberán absorber hasta 63 decibelios--. En ningún caso se podrán superar los 90 decibelios en los locales.

La calidad ambiental pasará a ser un instrumento más de planeamiento urbanístico, de forma que los niveles acústicos serán tan de obligado cumplimiento como el número de viviendas por hectárea. Cualquier proyecto constructivo deberá disponer de un informe de impacto sonoro previo y los promotores tendrán que acometer mejoras de aislamiento si construyen en zonas especialmente ruidosas.

Paliar las molestias en la calle
La preocupación por la calidad acústica también se extiende a la calle. La normativa afectará a los espectáculos al aire libre --que no podrán superar los 90 decibelios--, a la instalación de aires acondicionados --limitados a 55 decibelios-- y a los sistemas de alarma --que sólo podrán sonar durante 30 segundos, repetirse cada minuto y sin exceder los 85 decibelios--. Para amortiguar los ruidos, se tendrá que utilizar asfaltos especiales y adaptar el parque móvil de los servicios públicos.

La ordenanza hace especial hincapié en paliar las lagunas en el control de los ruidos de los vehículos. La Policía Local podrá exigir a partir de ahora las pruebas de control y sancionar a aquellos turismos o motocicletas que incumplan los límites de ruido de su categoría, circulen con la música alta y con las ventanas bajadas, aceleren de forma innecesaria o hayan eliminado los silenciadores. Los agentes incluso podrán inmovilizarlos si las emisiones sobrepasan en cinco decibelios la cifra homologada.

Para animar al cumplimiento de las normas, el ayuntamiento prevé multiplicar hasta por doce las sanciones más graves, que en la actualidad no sobrepasan las 25.000 pesetas. Esta cantidad será la que se deberá pagar en el futuro por una infracción leve, que se incrementará hasta 150.000 pesetas en el caso de que sea grave y hasta 300.000 si es muy grave. En situaciones excepcionales, la Alcaldía podrá imponer una sanción de un millón de pesetas y suspender la actividad. Además, si se incumplen las medidas correctoras impuestas se revocará la licencia o autorización concedida y se exigirán daños y perjuicios.

Los discobares de Zaragoza, como los de la fotografía en la zona de Moncasi, deberán tener doble puerta de acceso y reforzar su aislamiento
Evitar las molestias. Los discobares de Zaragoza, como los de la fotografía en la zona de Moncasi, deberán tener doble puerta de acceso y reforzar su aislamiento. Foto:JAVIER PARDOS

EL FUTURO

La ciudad podrá tener zonas de ocio 'protegidas'
La ordenanza para la Protección contra Ruidos y Vibraciones permitirá al Ayuntamiento de Zaragoza establecer zonas de ocio incompatibles con el uso residencial para evitar la creación de nuevos focos de contaminación acústica. Estos lugares reservados para la diversión deberán estar dotadas de transporte público y serán objeto de una regulación específica en materia de aislamiento y de emisiones acústicas, entre otras.

El consistorio también podrá delimitar "zonas de sonidos de origen natural" en las que las molestias sean imperceptibles y estará facultado para aprobar planes para su conservación y protección.

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