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Madrid, 20/4/2000
Medio Ambiente destina 30 millones a un plan de medidas contra el ruido que no incluirá a Barajas
CONCURSO DE IDEAS
MARTA ARROYO. Corresponsal ALCOBENDAS.- Treinta millones de pesetas por bajar el volumen a Madrid. Esta es la recompensa que ofrece la Consejería de Medio Ambiente a la empresa que dé las soluciones más eficaces para garantizar que el impacto sonoro no supere los valores límites de 40 y 75 decibelios, establecidos en 1999 por decreto en los ambientes exteriores.Para imponer su ley del silencio, la Administración regional ha decidido buscar un aliado entre los expertos y sacará a concurso la redacción del primer Plan de Actuaciones Contra el Ruido.
El documento determinará las medidas preventivas, formativas, inversoras y correctoras para reducir la contaminación acústica. El diagnóstico de la situación actual será, por tanto, un primer paso obligado, previo a la elaboración de un mapa de ruidos. Una vez localizados los puntos negros, con ayuda de las denuncias ciudadanas y de los sonómetros, los técnicos habrán de determinar las causas del problema e intentar atajarlo en su origen.
El tráfico urbano, el ferroviario, la concentración de locales de ocio nocturno y la actividad industrial son los principales generadores de decibelios, sin olvidar la circulación aérea.
El decreto regulador del ruido excluye, pese a ello, a los aeropuertos de titularidad estatal del ámbito de su competencia. Barajas, por tanto, no se verá afectado por las nuevas limitaciones.
Aunque Madrid ha encabezado la lista de las regiones más ruidosas, apenas supera la medida máxima recomendada por la normativa europea, según el primer mapa acústico realizado por Medio Ambiente en 1997.
El valor medio sonoro detectado entonces en los 17 municipios auscultados alcanzó los 65,7 decibelios diarios, siendo 65 el límite aconsejado. Superiores a esta cifra fueron los valores registrados en Fuenlabrada, Pozuelo y Móstoles, mientras que Aranjuez, Chinchón y Alcobendas figuraban como las tres localidades más silenciosas.
Un 81% de la población consultada en estos 17 pueblos consideró la contaminación acústica como un «problema importante para la calidad de vida». Una sobredosis sonora, en su opinión, provoca nerviosismo, alteraciones en el sueño, y aumento de la agresividad, entre otras causas.
El consejero de Medio Ambiente, Carlos Mayor Oreja, recordó que sólo «unos 30 municipios disponen de ordenanzas específicas sobre contaminación acústica», aunque añadió que el nuevo Plan de Actuaciones Contra el ruido estará listo antes de un año.
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