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Zaragoza, 13/4/2000

La ciudad es cada vez más ruidosa

El ruido es el principal contaminante del medio urbano. En Zaragoza, casi la mitad de la población soporta un nivel de ruido que es perjudicial para su salud. En el resto de Aragón, esta situación afecta a la cuarta parte de los ciudadanos


Foto: Guillermo Mestre
Los vecinos del Casco Viejo de Zaragoza han realizado numerosos actos de protesta por la saturación de ruidos provocada por los discobares

JOSE JUAN VERON Zaragoza

España es uno de los dos países más ruidosos del mundo, junto a Japón, y Zaragoza es una de las ciudades más ruidosas de Europa. El resto de las localidades principales aragonesas también tiene serios problemas de contaminación acústica. El tráfico y las industrias causan la mayor parte de los ruidos. Sin embargo, la saturación de discobares genera las situaciones más graves por el alto grado de molestias. Otro foco de conflicto es el tráfico aéreo, lo que ya causa problemas en Zaragoza dado que se están desviando aviones de carga de Madrid-Barajas por las noches. Ayer se celebró el Día Internacional contra el Ruido.

Según el mapa de ruido del Ayuntamiento de Zaragoza de 1988, entre el 34% y el 40% de las zonas de la ciudad superaban los límites de tolerancia de ruido para la salud. Una década después, los nuevos estudios en marcha dicen que el ruido ha subido ligeramente, especialmente por la noche.

El servicio de Medio Ambiente ya ha realizado los nuevos mapas de Almozara-Delicias y Actur-Puente de Piedra, y el del distrito 3. Pese a que estas zonas tienen problemas, no son las más saturadas. En el Actur, el 25% de los vecinos está expuesto a un alto nivel de ruido por el día, y el porcentaje se eleva hasta el 35% durante la noche. En el sector Almozara-Delicias, esta situación afecta al 29% de los vecinos durante el día y al 39% durante la noche. Según los técnicos, el nuevo estudio utiliza unos sistemas de medición que dan valores más bajos, y aseguran que el nivel de ruido ha crecido.

Estos estudios no tienen en cuenta el problema de las zonas de bares, que son los que mayores conflictos provocan.

El concejal de Medio Ambiente, Federico Rodríguez de Ribera, se justificó ayer diciendo que la misión de su servicio sólo es identificar problemas y proponer soluciones. No obstante, aseguró que está en marcha un plan para identificar los sonidos con impacto positivo y potenciarlos. Otro plan, pendiente, consistirá en la edición de un manual de buenas prácticas para los que trabajan con ruidos.

Además, anunció una vez más que se va a crear la unidad de Policía Ambiental y que una de sus misiones esenciales será la vigilancia del ruido.

Por su parte, el teniente de alcalde de Urbanismo, José Luis Santacruz, que ayer estaba ilocalizable, ha manifestado en varias ocasiones su impotencia ante el fenómeno de los discobares, llegando a decir que estos establecimientos logran engañar repetidamente a los servicios de inspección municipales.

En localidades como Calatayud, Barbastro o Teruel la situación no es mucho mejor, un estudio de la Fundación San Valero respaldado por la Unión Europea indica que en 1998, el 22% de las zonas de estos municipios registraban niveles superiores a los perjudiciales para la salud y en un 1% de los casos el nivel de ruido era muy perjudicial. La mayoría de los ayuntamientos, especialmente el de Zaragoza, no hacen cumplir la normativa municipal, y son muchos los que ni siquiera disponen de ella. Además, son muy pocos los municipios que disponen de sonometros con los que comprobar el nivel de ruido y por los que los vecinos pueden hacer sus denuncias en caso de sentirse agredidos. Zaragoza sólo tiene 3 sonometros para toda la ciudad.

Niveles de ruido

Una conversación tiene un nivel sonoro de 60 decibelios, el sonido de un despertador es de 30 y el ruido de un camión supera los 90. Según la Organización Mundial de la Salud, una exposición prolongada a un sonido superior a 65 decibelios representa un riesgo para la salud, y el mismo riesgo es una exposición temporal a más de 80 decibelios. Con estas pautas, las ordenanzas municipales de la mayoría de localidades que las tienen cifran en 45 decibelios el límite máximo de ruido que se puede percibir en el interior de una casa durante el día. El límite es de 30 decibelios por la noche. Sin embargo, los ruidos en la ciudades aumentan por la noche.

Este exceso de ruido tiene reflejo en un mal descanso de las personas, un exceso de irritabilidad e incluso en desequilibrios psíquicos. Para los causantes de estos sonidos excesivos, una exposición prolongada se traduce en sorderas irreversibles.

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