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Bilbao, 12/4/2000

Los ciudadanos que residen cerca de autopistas, obras o zonas de ocio nocturno soportan hasta 25 decibelios más de lo recomendado por la OMS

Ruido de fondo

JUDITH DE JORGE BILBAO

Coches, obras, vecinos vociferantes, música a un volumen infernal... La vida urbana tiene su propia banda sonora. Y es atronadora. En el Día Internacional de Concienciación sobre el Problema del Ruido, los expertos aseguran que estar sometido a una exposición continuada de exceso de decibelios puede ocasionar graves problemas para la salud, como la pérdida de audición, hipertensión, estrés y perturbación del descanso nocturno, entre otros males. La contaminación acústica es un problema tan serio que, según un informe presentado ayer por el Instituto Nacional de Consumo, resulta el principal motivo de insatisfacción de los españoles respecto a su vivienda

Sirenas y aceleraciones

Bocinas, sirenas, aceleraciones repentinas, el tubo de escape de las motos... Sin ninguna duda, «el tráfico es la fuente más molesta de ruido en las ciudades», asegura Azucena Cortés, responsable del Laboratorio de Acústica del Go bierno Vasco. En las zonas cercanas a las autopistas se soportan niveles de 70 a 75 decibelios, cuando la OMS recomienda no superar los 65 por el día y diez menos por la noche. Aunque en cifras no parece una diferencia exagerada, para el oído humano significa «soportar el doble de ruido».

Los aviones y ferrocarriles son también una importante causa de molestias entre los residentes, y los compresores y taladradoras de las obras se hacen omnipotentes con sus 90 decibelios. Sin embargo, «si hay una buena política de comunicación por parte del Ayuntamiento, los vecinos lo llevan mucho mejor, porque saben que se va a terminar dentro de un cierto tiempo», explica la doctora en Psicología Ambiental Karmele He rranz. Otros focos de molestias son las industrias y el ocio nocturno. «A las cuatro de la mañana, los bares pueden emitir hasta 75 decibelios».

Pero la invasión sonora también procede del interior de nuestras casas. Los televisores, las calderas, los ascensores, y los vecinos escandalosos contribuyen a que el silencio sea un bien escaso.

Cómo nos afectan

«El ruido es un agente de estrés», afirma la psicóloga. «Causa irritabilidad, susceptibilidad, sensación de abatimiento, afecta al sistema nervioso, interfiere en la calidad del sueño, influye en las enfermedades cardiovasculares e incluso puede estrechar el campo de visión. Las recuperaciones de los enfermos también son más lentas». Las exposiciones más exageradas dañan el sistema endocrino, digestivo... Y por supuesto, soportar niveles altos de forma continuada -más de ocho horas diarias- puede provocar pérdida de audición. El ruido provoca que nuestra respuesta ante los estímulos sea más lenta y trastoca nuestra relación con los demás. «Enmascara e interfiere en la comunicación oral. Es imposible hablar en el interior de una discoteca», señala Herranz. «Incluso hay estudios en los que se afirma que las ciudades ruidosas generan individuos con conductas menos altruistas». Según las expertas, «el ruido es subjetivo». La forma en la que nos afecta depende de la actividad que realizamos y de nuestros gustos y manías. «No siempre los ruidos más altos son los peores», indica Azucena Cortés. «La gotita de agua de un grifo puede ser muy irritante». Herranz indica también que los sonidos que se pueden controlar -el volumen de la música-, o predecir -la llegada de un tren a su hora-, son menos molestos.

Más vale prevenir

«Todos somos responsables del ruido», así que el CSIC aconseja no gritar, no dar portazos, no utilizar los electrodomésticos en períodos de descanso, bajar el volumen de la televisión y la radio, o no utilizar la bocina del coche sin ningún motivo. En esta materia «es más fácil prevenir que corregir», dice Cortés. En el hogar, es conveniente conocer cuánto ruido hay en la calle y de qué tipo para escoger la carpintería y las cajas de persiana más adecuadas. Las dobles ventanas, los cristales de distinto espesor y con cámaras de aire anchas, las dobles paredes y los revestimientos elásticos como las moquetas o las láminas plásticas nos ayudan a dejar fuera a un inquilino tan indeseable.

DECIBELIOS

  • Niveles recomendados por la OMS en el exterior: No superar los 65 decibelios por el día y 55 por la noche. Los ruidos de obras pueden alcanzar 90 decibelios y una autopista, 75
  • Niveles recomendados en las ordenanzas municipales para el interior de las viviendas: No superar los 40 decibelios por el día y 30 por la noche.
  • A partir de 130 decibelios se sitúa el umbral del dolor. El ruido causa daño con 140 decibelios.
  • Los trabajadores no deben soportar niveles continuados de más de 80 decibelios

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