Victoria Mora • Alicante

La Policía Local intercepta cada fin de semana una decena de pandillas con alcohol en la calle

Los ‘botellones’ de Canalejas, el detonante

Una comunidad de propietarios en Tómbola denuncia a jóvenes que lo consumen junto a su edificio

La Policía Local intercepta cada fin de semana a una media de una decena de grupos de jóvenes que consumen alcohol en la calle, lo que incumple la normativa autonómica de 1997 que lo prohíbe. En la mayor parte de los casos las bebidas van acompañadas de músicas elevadas y de rotura de los cristales de los envases en las aceras y la vía, con el consiguiente temor de los vecinos que viven en la zona. Los residentes de una comunidad de propietarios en la calle Virgen de la Luz, en el barrio de Tómbola, son los últimos en denunciar las reiteradas reuniones los fines de semanas de jóvenes que rompen el descanso y provocan inseguridad entre los vecinos. La Policía Local admite que se producen con frecuencia concentraciones esporádicas contra las que actúa.

Los vecinos que viven en los nuevos edificios de la calle Virgen de la Luz (los de la cooperativa del Hércules) en el barrio de Tómbola, y que llegaron a este lugar buscando la tranquilidad y el sosiego, llevan meses soportando un fin de semana tras otro la concentración de jóvenes que atraídos por la soledad del entorno y refugiados bajo los nuevos bloques de pisos «se dedican a consumir alcohol y rompen las botellas dejando lleno de cristales cortantes la acera», según reconocen fuentes de la comunidad de propietarios. Los residentes, especialmente quienes tienen sus ventanas cercanas al lugar donde se colocan los adolescentes, admiten que con su presencia hacen inseguro e intransitable el lugar y añaden que provocan ruidos exagerados con las motocicletas al acelerarlas de forma innecesaria y con griteríos constantes que rompen el descanso del fin de semana de los vecinos.

La paciencia de los habitantes se colmó hace dos fines de semana cuando se produjo la rotura de un cristal mediante una piedra provocando su temor e inseguridad. El presidente de la asociación de vecinos de Tómbola, Antonio Miñano, reconoce que esta concentración de jóvenes se produce desde hace tiempo y admite que producen muchas molestias a los habitantes aunque no se ha dado ningún caso de violencia.

El jefe de la Policía Local de Alicante, Luis Gómez, reconoce que el cuerpo tiene constancia desde hace tiempo de las concentraciones de jóvenes que los fines de semana se dedican a consumir alcohol en las calles y a armar jaleo hasta altas horas de la madrugada, pese a la aparición en 1997 de una ley que lo prohíbe. Desde ese momento, la Policía Local realiza un control, sobre todo de menores que puedan consumir y también sobre la venta de bebidas alcohólicas. Gómez reconoce que en estos días se intensifica la vigilancia y la intervención policial, que suele ser de unas diez decomisiones de alcohol a jóvenes. «Se dan concentraciones esporádicas que no se pueden eliminar», reconoce el jefe policial. Los puntos conflictivos donde la vigilancia se intensifica cuando llega el fin de semana son las playas, el castillo de San Fernando, el Pla de la Vallonga aunque en otros casos las llamadas de los vecinos alertan a los agentes que acuden a la zona.

El pasado fin de semana se abrieron nueve expedientes sobre el incumplimiento de la ley. La patrulla entonces identifica a las personas y decomisa el alcohol. Si están en coches realiza la prueba de la alcoholemia al conductor. «A los que se les pilla con el vaso en la mano se les levanta un acta que va a la concejalía de Seguridad», la Generalitat se ocupa de imponer la sanción económica.

El parque de Canalejas concentraba a miles de jóvenes cada fin de semana que consumía grandes cantidades de alcohol. Según el jefe de Policía Local, Luis Gómez, estas reuniones multitudinarias fueron el detonante para el planteamiento de una ley que regulase el consumo en la calle de bebidas alcohólicas. «Se iba cada vez a más con las molestias a los vecinos, el parque amanecía con restos de vasos y botellas y mucha suciedad» por lo que trató de atajar con una norma de limpieza que no era del todo efectiva. Varios ayuntamientos incidieron en este problema y en 1997 apareció el Plan de Medidas para Luchar contra las Drogas.

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