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Granada, 5/4/2000

Dos cartas de los lectores

Divertirse y beber

Sr. Director de IDEAL:

Le ruego la publicación de la siguiente carta: Tengo 26 años y no sé si es que soy ya viejo o soy un bicho raro. Lo digo porque no alcanzo a comprender cómo puede mucha gente joven decir que sale a divertirse cuando a lo que va es a ponerse pa'morirse bebiendo porquerías de a cuatro duros el litro, a vomitarlo después y a quedarse tirados en la calle rodeados de sus propias meadas, vómitos y basura. Me parece a mí que el tema está, como decía Pazos el de Airbag, en el conceto, es decir, el concepto. Veamos: ¿Se trata de beber como diversión o de beber algo mientras uno se divierte? La diferencia creo que está bien clara. Yo, cuando salgo, salgo a divertirme y pasar un buen rato con mis amigas y mis amigos, y no tengo necesariamente que beber para divertirme, pero, en cualquier caso, si hace falta tomarse media botella de vino con tapas en una tasca, me la tomo, y si después hay que irse a un pub o una discoteca y resulta que me bebo cuatro cubalibres, pues me los bebo, y si me pongo pa'morirme, me pongo, pero desde luego mi vómito y mi meada, o me los aguanto para mi casa, o los hago en el retrete de un bar, pero no en la puerta de mi vecino, y por supuesto no tiro basura ni me dedico a dar berridos o a hacer mierda mi ciudad. Y si no tengo bastante dinero para pagarme lo que bebo, pues bebo cocacolas, porque como ya he dicho, yo no salgo a beber, sino a divertirme. Eso es lo primero y principal. Lo otro es secundario, o como diría aquel, contingente: ¿Qué es eso de hacerse un botellón en una plaza porque sale más barato?, ¿hasta dónde está la gente dispuesta a arrastrarse?, ¿tanto os priva una borrachera, o es que estáis gilipollas?

No sé cuantos de los que salen por ahí de botellón leerán esta carta. Por desgracia, me imagino que pocos, y no porque no lean esto, sino porque seguramente no leerán nunca un periódico, pero en cualquier caso, si diese la casualidad de que alguno la lee, espero que le sirva, a ver si se le activa la neurona y se da cuenta de que ése no es el camino. Si así fuese, me daría por satisfecho, incluso hasta me tomaría una copa, pero no por tomarla sin más, sino por celebrar el milagro.

Salvador Martínez. Granada.

Tolerancia

Sr. Director de IDEAL:

A lo largo de esta semana me están bombardeando con la dichosa movida en Granada.

Con gran asombro veo las imágenes en televisión de señoras y señores impidiendo la limpieza de las zonas de movida por los encargados de la misma, con el pretexto de que veamos cómo se quedan las calles, pero lo que ha colmado el vaso es el comentario de un joven en Radio Granada, proponiendo crear una zona lúdica fuera de la ciudad con pubs, bares, espectáculos, con un servicio de autobuses nocturnos para enviar a nuestra juventud a esa zona a divertirse; ¡Pues no y mil veces no! Tengo 54 años, no soy joven desde el punto de vista cronológico, pero me indigna que se hable tan peyorativamente de la juventud y se la descalifique tan alegremente sin pararnos a pensar que son el reflejo de la educación que nosotros le hemos dado. ¿Acaso nos hemos olvidado de nuestros 20 años?

He vivido durante quince años en la Calderería, esquina a Elvira (ahora por fuerza mayor no resido allí) y he tenido que soportar la movida, las sirenas de la Policía y ambulancias, la alarma del respetable comerciante de enfrente, las campanadas del convento más próximo, la Semana Santa..., a cualquier hora de la noche y hasta las seis o siete de la madrugada. Eso sí, de esto último nadie se queja. ¡Señores, esto es necesario, pero no es necesario que la gente joven y no tan joven se divierta! Hagamos una reflexión: ¿no sería mejor educar a nuestra juventud? Proporcionarle medios abundantes para que no tiren los objetos al suelo, urinarios públicos móviles y gratuitos para que no tengan que orinar en la calle como tantos perros, aunque todavía los jóvenes no defecan como ellos; una policía eficaz, no pendenciera, que cumpla estas noches con su obligación; un control de los precios de los establecimientos para que no se induzca al consumo de litrona y de botellones (cubatas preparados en botellas de dos litros), dejar a los servicios de limpieza que realicen su trabajo, nadie se opone a la limpieza de cera esparcida por toda la ciudad en las celebraciones de Semana Santa y la de nuestra Patrona. ¡Tolerancia! en una ciudad que presume de ello y dejad a la juventud que se divierta, que es una de sus obligaciones.

Luisa Acosta Romero. Granada.

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