Oviedo, 28/09/03 El Antiguo denuncia la inacción municipal hacia los problemas que origina la movidaTras el aumento puntual de controles que siguieron a los atropellos de Mon, los vecinos se quejan de falta de control de la legalidad de los bares de la zona Las taxistas dicen que «nunca se ha dejado de atender una urgencia» en el entorno históricoIsabel GonzálezEl sueño de una noche de verano. Esto es lo que han disfrutado los vecinos del Casco Antiguo, y no todos, porque durante los meses estivales la asociación de vecinos del Oviedo Antiguo presentó 25 denuncias por ruido o contra establecimientos por la movida, y otras 150 denuncias verbales con ante la Policía Local.La «supuesta» calma de los últimos meses ha tocado a su fin. Las fiestas de San Mateo llenaron de gente las calles y los bares de la zona, pero también de vasos, cristales rotos, ruidos y música hasta la madrugada. Los vecinos del Antiguo denuncian «la impunidad y permisividad» con la que el Ayuntamiento ha actuado durante los festejos. Aseguran que locales cerrados, «incluso por orden judicial», han vuelto a abrir aprovechando las fiestas. «No ha cambiado nada. Y nada cambiará hasta que vuelva a ocurrir otra desgracia como la de la calle de Mon. Entonces se echarán las manos a la cabeza». Son declaraciones de Jesús Martínez, secretario de la Asociación de Vecinos Afectados por la Movida, pero que otros muchos residentes de esta zona repiten. Han pasado once meses desde los atropellos que se produjeron en la calle de Mon. Fue en la madrugada del 9 de noviembre, en una noche de 'marcha' en la que 28 jóvenes fueron arrollados por un coche. Este incidente hizo que, «por primera vez», el Ayuntamiento tomara cartas en el asunto. La movilización vecinal se hizo más fuerte, y el entonces concejal de Seguridad Ciudadana, Javier Sopeña, anunció que no se concederían más licencias para abrir locales nocturnos, además del cierre de todos los que no cumplieran la normativa. «Al final, no se ha hecho nada. Los expedientes se pierden y los bares siguen abiertos. Los que no tenían licencia para emitir música, lo solicitaron. Y mientras se tramitan siguen abiertos, incluso, dando conciertos en directo», precisa Martínez. Las denuncias de los vecinos continúan, pero aseguran que, desde el Ayuntamiento «hay una dejadez total». Afirman que la vigilancia que la Policía Local efectuaba por las zonas de movida terminó en el mes de junio, así como la coordinación de ésta con el Cuerpo Nacional de Policía. Presión y renunciasLas asociaciones anuncian que presionarán a las administraciones para que cumplan con la normativa vigente. Sin embargo, no todos los residentes se mantienen así de firmes. Las noches en vela han hecho que algunos hayan renunciado a seguir viviendo en la zona. «A mí no me van a mover, pero conozco a mucha gente que se ha ido», asegura Joaquín Yañez, residente de la zona.En esa tesitura está Germán Suárez, que hace cuatro años compró su piso en la calle de Máximo y Fromestano: «Viví diez años en una pensión y pude acceder a esta casa. Cuando la compré, aquí no había un pub. Estoy pensando en venderlo, aunque el piso ha perdido valor», asegura. Otros vecinos, que prefieren mantener el anonimato, insisten en que la única forma de conseguir algo es denunciando a los locales que incumplen la hora de cierre. «En ese momento hay que llamar a la policía. Porque las multas se van acumulando y aumentando de cuantía y pueden llegar a cerrar». Taxis entre cristalesEs una consecuencia más de los problemas que sufren los residentes del Antiguo. La Unión de Consumidores se hizo eco de la denuncia de algunos vecinos de las calles de Mon, Trascorrales y Cimadevilla, que aseguraban que los taxistas se negaban a realizar servicios en estas vías durante las noches de los fines de semana.Marino Estaban Álvarez, presidente de Asotaxi, ha contrapuesto su versión: «los servicios se cumplen. Jamás se ha dejado de atender ninguna urgencia», matiza. Vasos rotos y demasiada gente en la calle, no siempre en buen estado, son algunos de los motivos que alegan los taxistas para no realizar estos servicios. Emilio García reconoce que «yo no acepto hacer este recorrido los fines de semana. Hay compañeros que, por hacer un favor, se han metido en las calles y, como mínimo han salido con una rueda pinchada». Sin embargo, el colectivo insiste en que no se puede generalizar. Carlos Arias, taxista desde hace tres meses, afirma que se trata de «decisiones individuales. Yo he estado de servicio la madrugada del viernes y no he escuchado ninguna llamada que no haya sido atendida». Ante esta denuncia, otros profesionales recuerdan que las calles de acceso al Casco Antiguo están cortadas las noches de los viernes y sábados.
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