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San Sebastián, 17/09/03
Rebuznómetro
Iñaki Linazasoro
Los juzgados de nuestro revuelto zoo, acaban de admitir a trámite una singular denuncia. Procede de los vecinos de un inmueble que se han puesto de acuerdo (rara avis) para empapelar a un burro. Se sienten molestos y perjudicados por los rebuznos que suelta el susodicho asno mientras pasea y retoza en su propio pastizal.Ha sucedido en uno de los municipios guipuzcoanos donde antes todo era verdor, naturaleza y sosiego. Está ubicado a orillas de una bahía-más bien fiordo- y su bucólica estampa jodióse con la industrialización. Pabellones, bloques, abigarramiento y un solitario borrico, en pos del protagonismo, lanzando melódicos rebuznos.
Ciudadanos exigentes, lo quieren sentar ante los tribunales por persona non grata. Me gustaría escribir provisto de la finura de Juan Ramón Jiménez para defender a este simpático Platero, pero admitiendo mis limitaciones, por lo menos me solidarizo con este genial despertador, poético, ecológico y gratuito, contrapunto al tormento de ruidos urbanos a los que nos someten.
Es lamentable que se cuestione a un jumento porque habla en su idioma y se solaza en sus propios pastos que, por cierto, estaban ahí milenios antes de que surgiese la urbe. Y su fealdad. ¡Qué burrada bípeda la de tapar las hijadas de barítono al cuadrúpedo astoa superviviente de la comarca!
En adelante, hará faltar crear un Juzgado Especial de Intolerancia Animal provisto de rebuznómetro.
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