Vecinos denuncian ruidos y peleas en dos discobares del barrio de Coronación

Residentes y comerciantes piden «mayor presencia policial» para evitar «conflictos»

D. G.

Los atronadores ritmos procedentes de dos discobares y el carácter violento de algunos de sus clientes se han convertido en asunto de preocupación para muchos vecinos del barrio de Coronación. Los locales, situados en las calles Domingo Beltrán y Aldave, son focos de ruidos y peleas demasiado frecuentes, coincidieron en señalar residentes y comerciantes de la zona consultados por EL CORREO.

Pese a que los establecimientos disponen de limitadores de sonidos, las quejas persisten. «El sábado, a la una de la madrugada, tenían la puerta abierta y salía un ruido ensordecedor. ¿Tanto cuesta que la mantengan cerrada para que no molesten a quienes duermen?», se pregunta el presidente de la asociación de vecinos Errota Zaharra, César Caño.

«Asustan a los niños»

Las mayores críticas se refieren, no obstante, al comportamiento de algunos de sus clientes. «He dejado de ir con los niños a la plaza Pascual de Andagoya las mañanas de los sábados y los domingos por el espectáculo que se monta allí», aseguró una residente que quiso mantenerse en el anonimato. Según su versión, los jóvenes han tomado el pequeño parque como lugar de descanso entre sesión y sesión. «Gritan, asustan a los niños, están con litronas y a algunos, hasta parece que les moleste que aparezcamos por ahí», explicó.

En Aldave, la situación se agrava. Hace apenas diez días, efectivos de la Policía Municipal detuvieron a un joven acusado de romper los espejos retrovisores de varios vehículos al salir de uno de los locales denunciados. «Estaba totalmente 'pasado'. Primero se peleó con otros y no contento con ello la emprendió con los coches aparcados», relató una testigo. Fuentes municipales consultadas por este periódico reconocen, por su parte, que la conflictividad en esta calle ha aumentado en los últimos meses.

Los comentarios sobre el miedo a posibles represalias son constantes. «Los vecinos no se atreven a bajar y pedir a los dueños que bajen el volumen. Pero en la agrupación hemos recibido numerosas quejas sobre este asunto», señaló Caño.

El malestar generado en el barrio ha propiciado que varios bares de la zona hayan decidido retrasar la hora de apertura para evitar coincidir con la presencia de estos jóvenes. «Muchos van mal. Si se te meten en el local te espantan a la clientela habitual y muchas veces nos crean problemas con su comportamiento», comentó un hostelero.

El Ayuntamiento de Vitoria, a instancias de varios vecinos, impuso a estos locales en su momento multas por exceso de decibelios. Sin embargo, esta medida no ha satisfecho a todos. «Queremos dormir tranquilos y poder pasear sin temor a que nadie te dé un manotazo», reclaman los vecinos, al tiempo que solicitan mayor presencia policial en la zona.

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