El botellón lleva ruidos y suciedad hasta el Berrocal

Los vecinos de Torre Lucía comienzan a disfrutar del descanso los fines de semana, a la vez que los del ferial se despiden de él

ANA B. HERNÁNDEZ

Primero las vacaciones de Semana Santa y después el mal tiempo amortiguaron durante abril las consecuencias del traslado del botellón del centro al ferial del Berrocal, que el equipo de gobierno acordó en cumplimiento de la 'ley anti-botellón' de la Junta.

Sin embargo, el sol y las temperaturas llegaron el primer fin de semana de mayo y, con la climatología favorable, las temidas consecuencias de la fiesta juvenil nocturna. Mientras los vecinos de la Torre Lucía se han visto beneficiados con el citado traslado y se han iniciado de nuevo en el disfrute del descanso, otros vecinos, en este caso los más cercanos al Berrocal, están comprobando ya como su tradicional descanso en una zona residencial está siendo alterado las noches de los viernes y los sábados.

«Ya tenemos aquí los ruidos, llegan con los coches, permanecen por el alto volumen de la música y se van con ellos. Los ruidos y la suciedad, males que antes no teníamos», asegura un vecino de la zona.

Otros, también residentes en la calle Francisco de Orellana y alrededores, comparten su opinión: «La situación ha cambiado. Antes, ésta era una zona tranquila y ahora empieza a dejar de serlo. Tenemos más suciedad y muchos más ruidos». Nuevos problemas que se suman a las carreras de motos y coches que los vecinos de Francisco de Orellana llevan ya tiempo soportando. «El ferial es de todos, pero los niños no lo pueden utilizar para montar en bici, porque lo ocupan los de las carreras», asegura otra vecina de la zona.

En definitiva, unos y otros, los del Berrocal y Torre Lucía, coinciden en resaltar que el cambio del botellón no ha resuelto el problema, sólo lo ha trasladado.

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