Sevilla, 30/3/2003 Los vecinos de Viapol, asustados e indefensos, recogen firmas contra la «movida»Los vecinos de Viapol ya no pueden más. Están recogiendo firmas y hasta han creado una asociación para defender el derecho al descanso que les quita la «movida».AMALIA FERNÁNDEZ LÉRIDAEl presidente de la comunidad de Camilo José Cela manzana 3 bloque 8, Antonio Miranda, ha denunciado a ABC las molestias y el sinvivir que están padeciando los vecinos de la zona de Viapol a consencuencia de la «movida» que se origina por la zona. Agrega que son varios los focos del malestar y que, últimamente, se está actuando en algunos pero que, en la actualidad, es el bar denominado «Patio de la Buhaira» el causante del sinvivir. Son numerosas las denuncias que han puesto los vecinos de forma particular, aparte del escrito que la semana pasada presentó la comunidad ante el Ayuntamiento describiendo la situación que ha originado el referido bar -«que vende bebidas alcohólicas para que se consuman en la calle en vasos de cartón»-y pidiendo soluciones. Suciedad, música a todo volumen a altas horas de la noche, palabrotas, gritos, coches de los vecinos utilizados como «mesa de comedor» y sillas de playa en la vía pública forman parte de un escenario al que las autoridades, a pesar de las quejas de los residentes, no ponen freno. A la referida denuncia que han llevado al Ayuntamiento le aportarán las más de 1.400 firmas que van a recoger de los siete bloques de Viapol. Es más, los vecinos, indefensos y cansados de tanta queja y falta de sueño, han creado una asociación denominada «Viapol-Nueva Enramadilla», para luchar por su derecho al descanso, de la que es vicepresidente, por cierto, Antonio Miranda. Añade el representante vecinal queno cejaran en su empeño de que se les garantice el derecho al descanso y a que la intimidad de sus casas no sea perturbada. Como botón de muestra de este calvario traemos el caso de Mariló Prieto Cornejo que lleva desde este verano durmiendo de tres a seis de la mañana por el ruido y los escándalos que ella, como sus vecinos, tiene que soportar en la calle Camilo José Cela , un barrio en donde el precio de la vivienda se sitúa entre los más caros de Sevilla. Pero aún así, se ve obligada a abandonar la suya e irse con sus hijos pequeños a vivir a casa de su madre. El origen de la «desgracia» procede del citado bar de tapas que está justo debajo de su piso. Fue el pasado sábado día 22 cuando oyó escándalos en la calle y se puso a hacer fotos para acompañarlas a sus denuncias. «Al verme los de la calle -relata- empezaron a gritar y a decir de todo. Total que yo había estado en la cocina gisando al lado de una ventana que hay y, cuando terminé, me acosté. De pronto oí un ruido espantoso dentro de mi casa. Me levanté corriendo y entré en el salón. Los cristales llegaban a la puerta de la casa, porque habían tirado objetos que me habían destrozado las cristaleras dobles de Climalit. En la cocina un tanto de los mismo: los cristales rotos y todos los restos desparramados por la estancia. ¡Fíjese si hubiése estado yo allí que me pongo a guisar en la vitrocerámica al aldo de la ventana...!». Mariló llamó a la Policía Nacional que se personó en la casa y «tomó nota de todo, hasta de la matrícula del coche de los que habían tirado los objetos a mi domicilio, que por cierto ahora dentro de unos días se celebra el juicio, y me aconsejó que fuera a la Comisaría de Policía Nacional más cercana a poner una denuncia». Allí le dijeron dijeron que esto pasaba mucho en Sevilla, que a ver si tenía suerte, «pero yo no quiero suerte yo quiero justicia». Entre las quejas formuladas por Mariló Prieto Cornejo figura la denuncia que el pasado 13 de febrero puso en la Delegación de Medio Ambiente de Sevilla contra el bar que, según consta en el escrito, «obtuvo la licencia definitiva en el año 2002, una vez que se había incluido la calle Camilo José Cela dentro de la Zona Acústicamente Saturada (1999)». Mariló Prieto solicita en su escrito a Medio Ambiente la correspondiente inspección en el establecimiento porque entiende que no cumple la ordenanza de Protección del Medio Ambiente vigente en cuanto a aislamientos, adopción de medidas correctoras y la obligación de los titulares de los establecimientos de velar para que los usuarios no trasmitan molestias a dependencias ajenas.
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