Los vecinos dicen que no pueden dormir por la Fiesta del Dragón

RAFAEL VÍLCHEZ

Vecinos y vecinas de Órgiva, concretamente del no muy lejano anejo de Los Tablones y de la aldea de Tíjola, están muy indignados «por estar padeciendo y soportando la Fiesta del Dragón, que no nos deja dormir», han indicado. Así, cuentan que desde el pasado viernes por la noche «no podemos pegar ojo por culpa de la música tan fuerte que estamos soportando durante los últimos días, donde varios millares de personas sin permiso alguno realizan a sus anchas y con mucha chulería la Fiesta del Dragón a pocos metros del cauce del río Guadalfeo».

Los vecinos insisten: «A pesar de estar prohibido, repetimos, nos lo tenemos que tragar año tras año con mucha basura que nos dejan incluida y gran cantidad de preservativos». Según estos vecinos, «si no se ponen en marcha otras medidas más severas o certeras, porque la Guardia Civil demasiado está haciendo, esa mala gente seguirá viniendo y riéndose de todos nosotros, de la Guardia Civil, del Ayuntamiento y de todos los estamentos que se opongan a la celebración de la también denominada por estas gentes Fiesta de la Primavera».

Temor a represalias

Asimismo varias personas que prefirieron permanecer en el anonimato por temor a represalias aseguraron que algunas fincas de los alrededores o de la cara de enfrente de la acampada donde se sigue celebrando esta semana la Fiesta de la Primavera ya han sufrido robos de habas, cebolletas, naranjas y limones, «y más de uno de nosotros hemos visto a escondidas y con nuestros propios ojos cómo esos productos se lo llevaban los de la fiesta».

El alcalde de Órgiva, Adolfo Martín, dijo también que tratará de esclarecer lo ocurrido el pasado domingo con la desaparición de un puente de madera de siete metros que cruzaba el río Guadalfeo para uso de agricultores y pastores. Varios de los asentados en la Fiesta del Dragón manifestaron también que el evento durará toda esta semana «porque el tiempo es bueno y no tenemos prisa en irnos».

Otros lugareños de Órgiva dijeron ayer que «mucha de la culpa de que se vengan a vivir la tienen algunos orgiveños, que a precio de oro les han vendido fincas y cortijos por cinco veces más su valor».

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