Madrid, 20/3/3 Decibelios a granelMARÍA ISABEL SERRANOLa cuarta parte de las calles de Madrid supera los 65 decibelios recomendados por la Sanidad internacional. La inseguridad ciudadana es lo único que nos quita más sueño que el ruido. A sus 21 años, el joven J.M.C. está siendo juzgado en la Audiencia de Madrid acusado de matar de un martillazo a un vecino, a quien minutos antes había recriminado por tener muy elevado el volumen de la música. El suceso ocurrió en la madrugada del 22 de enero de 2000, en un bloque de viviendas del distrito de Carabanchel. Los tribunales, como siempre, tienen la última palabra pero este caso no es más que un botón de muestra de hasta dónde nos pueden llevar los nervios por unos -o muchos- decibelios de más. El ritmo de vida, los excesivos horarios de trabajo y el estrés obligan a que, el que más y el que menos, busque algunos momentos de ocio. Un ocio que se hace hueco durante la noche pero que nunca debería estar reñido con la educación y las buenas costumbres. Nos va «la marcha»El equilibrio es difícil. De hecho, casi 2,3 millones de madrileños disfrutan del ocio nocturno durante los fines de semana. También se sabe que el 59 por ciento de los madrileños de entre 18 y 70 años sale por la noche al menos una vez al mes, según los datos, avanzados por ABC, del informe sociológico sobre «El ocio en la Comunidad de Madrid», realizado por la Asociación Madrileña de Empresarios por la Calidad del Ocio (ECO). Los madrileños somos aficionados a salir «de marcha». Vamos a cenar, al cine, al teatro, de copas, de discoteca y de «botellón». Tanta actividad conlleva ruidos y molestias para los más tranquilos o que, simplemente, se consideran «caseros» y optan por pasar los ratos libres en su hogar. Sin embargo, el 62 por ciento de las salidas nocturnas comienza entre las 20 y las 23 horas. El 13 por ciento de los madrileños entre esos 18 y 70 años (más de medio millón) vuelve a casa entre las 5 y las 8 de la madrugada, aunque hay un 2 por ciento (más de 100.000) que, incluso, aterriza más tarde en casa. Coches y motosDe los ruidos que genera el ocio nocturno, el que produce un «impacto más alto» es el provocado por el tráfico rodado. No hay que olvidar que casi la mitad (46 por ciento) de los que salen de noche utiliza el vehículo propio como medio de transporte. Lo dice un reciente «Estudio Psicosocial de la Contaminación Acústica en Madrid», elaborado por el Ayuntamiento de la capital. En dicho informe queda claro, por este orden, que para un 65 por ciento de los madrileños las motos son las que más ruido producen, mientras que el un 58 por ciento lo achaca a los coches. Tras ellos, los vehículos de reparto, las construcciones y las obras así como los animales domésticos. El 20 por ciento de la población se queja de que la contaminación acústica principal procede de bares y discotecas. Aviones, tiendas, mercados, talleres, fábricas y trenes están en la cola de los «elementos más ruidosos». El trabajo de ECO nos da la pista del aguante que tienen los madrileños. Así, el 49 por ciento de la población asegura tener un bar de copas cerca de su casa, mientras que el 14 por ciento lo que tiene al ladito es una discoteca. En ambos casos se alude a las «molestias» pero, al parecer, ni los bares ni las discotecas son en sí mismos la causa principal del ruido, sino más bien el alboroto que se genera en su entorno. Lo más preocupante para el 24 por ciento de los madrileños es, como dicen, tener un «botellón» muy cerca de su casa. Los técnicos municipales han facilitado un dato alarmante: el 28 por ciento de las calles de la capital supera los límites sonoros que marca la Organización Mundial de la Salud (OMS). Eso significa que más de la cuarta parte de la capital supera los 65 decibelios de media que fija como límite la OMS. Las que nos gananMadrid es una continua e inagotable fábrica de ruidos pero, para consuelo de muchos, no es la ciudad más ruidosa ni de Europa ni del mundo. Nos aventajan Roma y París de entre las de nuestro entorno. Si nos vamos un poco más lejos, vemos que México D.F. y Calcuta (India) aguantan unos niveles de contaminación acústica y atmosférica difícilmente soportables. De vuelta a Madrid, en las calles puede haber una diferencia de hasta 30 decibelios según la zona y la hora del día, una diferencia similar a la que existe entre un ambiente doméstico sin la televisión encendida y un pub. Un equipo de ABC realizó, recientemente, un sondeo sobre la contaminación acústica en la capital. Los resultados no nos cogieron por sorpresa. Así, el ruido a mediodía en la calle Maudes, una vía tranquila y sin demasiado tráfico, ascendía a 61 decibelios, dos más que el que se emite en una vivienda con la música puesta y varias personas de conversación. La calle de Huertas, un sábado a las tres de la madrugada, tenía 92 decibelios y superara el ruido interior (90 decibelios) de una de las discotecas instaladas en dicha vía. En cuanto al transporte público, se constató que los autobuses urbanos son menos ruidosos que el Metro (76 y 78 decibelios respectivamente). Pero, con mucho, los madrileños se quejan de los ruidos nocturnos. Los diurnos quedan «diluidos» en el ambiente. La noche, sin embargo, es tiempo de dormir y de descansar, y muchos no lo consiguen. Hay enfermos y niños pequeños a los que hay que respetar de forma muy especial. Algunos bares de copas de la capital han llegado a registrar, en su interior, una media de 95 decibelios; los restaurantes llegaban a 83 y las discotecas rozaban peligrosamente los 90. «Globalmente, el municipio de Madrid se considera acústicamente aceptable», insiste el estudio elaborado por el Ayuntamiento. Sin embargo, los ciudadanos se quejan de que el ruido afecta a su salud y que no es sinónimo de progreso. Más bien, todo lo contrario. En el 40 por ciento de los casos, el ruido impide iniciar el sueño, la lectura y el estudio. El 30 por ciento de los madrileños se lamenta de no poder desarrollar el sueño, de no ser capaz de mantener una conversación, de no ver la televisión o de no poder terminar ese trabajo que se ha llevado a casa. Sin lugar a dudas, el viernes es el día de la semana más molesto y lo piensa el 42 por ciento de la población. En definitiva, el ruido es la segunda causa de preocupación para los madrileños. El primer lugar lo ocupa la inseguridad ciudadana; el tercero, la contaminación. En el «ranking» de quitasueños para los ciudadanos, siguen la limpieza urbana, la escasez de zonas peatonales, la de zonas verdes y los centros sanitarios y escolares. Lo que menos nos preocupa es el agua y la red de saneamiento. Molestias distrito a distritoLos distritos más ruidosos son Centro (así lo manifiesta el 62 por ciento de sus vecinos), Tetuán (se queja el 61 por ciento), Salamanca (trae de cabeza al 56 por ciento del vecindario), Chamberí (lo es para el 47 por ciento) y, por último, el de Arganzuela, que preocupa al 43 por ciento de sus residentes. Los distritos más tranquilos -dentro de lo que cabe- son Latina, Carabanchel, Moratalaz, Hortaleza y Usera. En el medio, todos los demás.
Más noticias de este mes | Último mes | Índice general de noticias |