Madrid, 15/3/2003 Los españoles son los europeos más tolerantes con el ruidoSólo el 2,2 por ciento de la población concibe la contaminación acústica como un elemento perturbador de la vida diaria y de la saludANTONIO PANIAGUA.Los españoles son los ciudadanos de la Unión Europea que menos importancia conceden al ruido como elemento que perturba la vida y la salud. Sólo un 2,2 por ciento concibe el ruido como un problema. En España se da la paradoja de que mientras la normativa para combatir la contaminación es muy estricta, la aplicación de la norma es muy laxa. Según un informe publicado por la Fundación La Caixa, la población española expuesta a niveles de ruidos altos, por encima de los 65 decibelios, triplica a la de Alemania, Bélgica o Dinamarca. A juzgar por su indiferencia, los españoles no son conscientes de que el ruido produce pérdida progresiva de audición, alteraciones de la presión arterial, del ritmo cardíaco, insomnio, cefaleas crónicas y reducción de la capacidad sexual. A los autores del informe La contaminación acústica en nuestras ciudades, los profesores de Sociología Benjamín García Sanz y Francisco Javier Garrido les ha resultado difícil identificar las ciudades más ruidosas y acusa de la carencia de criterios homogéneos para medir el ruido. Aun así, de los mapas de ruido analizados, Valencia "es la ciudad que arroja los peores resultados", mientras que Zaragoza y Bilbao son las que presentan mejores cifras. Los españoles tienen un conocimiento muy impreciso de la legislación contra el ruido, si bien opinan por abrumadora mayoritaria que se incumple sistemáticamente. Madrid y Barcelona registran niveles muy similares de contaminación acústica, aunque la noche madrileña es más ruidosa que la barcelonesa. A juzgar por los datos, Cáceres desmiente el tópico de que las ciudades pequeñas son más silenciosas. El alboroto de Cáceres es superior al de Madrid y Barcelona, aunque la validez de los datos es relativa como consecuencia de la disparidad de los criterios de medición. Por ahora, el valor del silencio no entra dentro de las prioridades medioambientales de los españoles. La contaminación, los incendios forestales, la polución industrial, el agua contaminada, el tráfico, la sequía, la suciedad y la desertización son, por este orden, los problemas medioambientales más graves en España. Según las encuestas, los ruidos ocupan el undécimo lugar en la relación de preocupaciones citadas por los españoles, sólo por delante de las centrales nucleares y la falta de equipamientos. El 80 por ciento de los ruidos de las grandes ciudades proviene de los automóviles, un problema que se ha agravado con el crecimiento del parque automovilístico, que se ha multiplicado por 2,3 en los últimos diez años. Al margen del tráfico, las obras de construcción son los quehaceres que logran ensordecer más durante el día a los españoles, seguidos por las sirenas de ambulancias, bomberos y policías, los locales de ocio y el tráfico aéreo. La contaminación acústica es más un problema urbano que laboral, toda vez que algo menos de dos tercios de trabajadores dicen no sufrir ruido en el entorno donde desarrollan su labor. En cambio, al tercio restante sí que le molesta el ruido. De este último grupo, a un 10 por ciento el estrépito le impide mantener una conversación pausada y tranquila.
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