Coruña, 8/3/2003 Los pubs consideran insólito encarcelar a un hostelero por el ruido de su localDicen que la pena impuesta al empresario palentino es imposible en la ciudad
Una sentencia del Tribunal Supremo que condena a dos años y tres meses de cárcel al dueño de una discoteca de Palencia por exceso de ruido ha levantado la voz de alarma entre el sector. Sin embargo, los propietarios de los pubs coruñeses creen que es difícil que en la ciudad se llegue a tales extremos, sobre todo, teniendo en cuenta que cada vez realizan mayores inversiones para insonorizar sus locales de copas. El presidente de la asociación de pubs del Orzán, Héctor González, afirma que el 90 por ciento cumplen con la ordenanza municipal de ruidos, pero todavía queda una minoría que molesta al vecindario. En este sentido, González pide al Ayuntamiento que se incremente la presencia policial en las noches de movida. “Sólo aparecen para cerrar los locales, pero no vigilan nada más. Pedimos más agentes por las calles y más colaboración”, añade este representante del sector. Un gran gastoLos propietarios de los pubs señalan que se enfrentan a un gran gasto para cumplir con la normativa -entre 3.000 y 24.000 euros por insonorizar un local, dependiendo del tamaño-, mientras que el ruido se sigue produciendo en la vía pública. Por eso piden más control sobre el botellón. El exceso de decibelios también afecta a los dueños de bares y cafeterías, aunque en estos locales se exige una menor insonorización ya que no están especializados en música. El presidente de los hosteleros, Eliseo Calviño, asegura que los propietarios están realizando reformas para que sus locales cumplan con la normativa. “La gran mayoría están insonorizados. Pero esto requiere reformas y gastos que, a veces, son excesivos. Así que también pedimos alguna subvención”, añade Calviño. Un caso extremo en PalenciaPor el momento la vía represora parece ser la única solución al exceso de decibelios y en la mayoría de los casos se “castiga” con una multa y el cierre temporal del local. Así que A Coruña queda lejos de llegar a extremos como el de Palencia, en el que varios vecinos demostraron ante el Supremo que la actividad de una sala de fiestas les produjo daños físicos y psíquicos. La movida palentina les ha obligado a llegar más lejos y a formar una agrupación que incluso se presentó a las elecciones ofreciendo solucionar el problema.
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