José Luis Merino, uno de los tres vecinos que presentó la denuncia por ruidos, se muestra satisfecho por la sentencia y critica al Ayuntamiento por no haber actuado de oficio

«Al fin podré dormir bien las noches de los fines de semana»

José María Díaz

JOSÉ Luis Merino, uno de los vecinos que presentó la denuncia ante la Fiscalía causante del proceso judicial que ha terminado con una sentencia de prisión para el antiguo propietario de la discoteca Chapó y que establece además el cierre del establecimiento, se mostraba ayer satisfecho del fallo del Tribunal Supremo, aunque reconocía que su intención nunca fue llegar tan lejos con la denuncia. «Nosotros no pretendíamos que hubiera un juicio penal. Recurrimos a la Fiscalía, cansados de tantas denuncias ante el Ayuntamiento que después no servían para nada. Y fue el fiscal, quien derivó el caso a la vía penal», explicaba ayer José Luis Merino, quien se quejó de la inoperancia de la Policía Local en materia de ruidos.

Merino asegura que el número de denuncias por este problema ha descendido en Palencia porque los afectados se encuentran cansados de intentar que el Ayuntamiento les dé una solución. José Luis Merino asegura que incluso el problema de la discoteca Chapó todavía no se ha solucionado, puesto que algunas noches de los fines de semana el ruido sigue impidiéndoles dormir. «No he seguido poniendo denuncias porque me he aburrido. Es cierto que con los nuevos dueños las cosas han mejorado, pero sigue habiendo ruido. No pueden decir que ya no hay problemas, porque no se ha hecho ninguna obra de insonorización. Pero hay noches en que se pasan con el sonido y que se superan los niveles permitidos», mantiene José Luis Merino.

El afectado aclara que cuando los responsables de la discoteca quieren, el problema se mitiga, por lo que reclama un poco de comprensión para las personas que residen encima del establecimiento. «No me alegra especialmente que cierren la discoteca, porque creo que el nuevo propietario es una buena persona, pero reconozco que si la cierran tres años será un tiempo en que podré dormir tranquilo las noches de los fines de semana», afirma.

José Luis Merino recuerda que el problema de los ruidos fue especialmente agudo desde mediados de la década de los años noventa y asegura que durante aquel tiempo apenas pudo dormir los fines de semana, lo que le produjo problemas de salud, que también afectaron a otros vecinos.

Merino asegura que buscó todo tipo de soluciones y que muchas personas le recomendaron que lo mejor era cambiar de casa, a lo que siempre se negó. «Todo el mundo tiene derecho a vivir donde quiera y nadie tiene por qué echarme de mi casa», apostilla con firmeza.

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