Málaga, 29/08/03 Los menores que beban podrían ser sancionados con tareas comunitariasLos expertos consideran que serán más efectivas que las multas.
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¿Guerra al botellón?El fenómeno confronta el derecho de los jóvenes a divertirse y el de los vecinos a descansar. El ruido, la suciedad y el vandalismo, las razones para prohibirlo Dormir y descansar o beber y divertirse. Esa es la cuestión. Los vecinos eligen la primera opción. Los jóvenes, la segunda. Porque el botellón, además de ser un fenómeno que puede derivar en el alcoholismo, según los estudios, y por tanto afecta a la salud de los jóvenes, también es una actividad que confronta dos derechos fundamentales que, en pocas o ninguna ocasión, son compatibles. La famosa máxima “tu libertad termina cuando perjudica a la mía” adquiere en este contexto un especial significado. “Claro que los jóvenes tienen derecho a divertirse, pero sin fastidiarme a mí”, dice Dolores Acosta, presidenta de la asociación de vecinos 'Centro Antiguo´. Lo mismo opina Elías Bendodo, presidente de Nuevas Generaciones del PP en Málaga y concejal de Juventud del Ayuntamiento de Málaga: “Es un consenso muy difícil, pero hay que saber compaginar el ocio nocturno con el descanso de los vecinos, la limpieza de las calles y la conservación del mobiliario urbano”. ¿Por qué surge el botellón? Se trata de un fenómeno relativamente reciente, de hace unos diez años. Comenzó con las conocidas 'litronas´ de cerveza y, con el tiempo, se ha convertido en una respuesta contra los precios 'abusivos´ que, según entienden los jóvenes, hay que pagar por las copas en los bares, pubs y discotecas. De hecho, en Granada la Asociación de Empresarios Autónomos Hosteleros ha puesto en marcha una serie de medidas para paliar los efectos del botellón, entre ellas el reparto, por parte de sus locales asociados, de bonos con reducciones de hasta la mitad del precio de las consumiciones. Sin embargo, esta idea no seduce a los hosteleros malagueños. Miguel Ángel Mateo, representante de la Asociación de Empresarios de Hostelería de Málaga (Aehma), niega que el botellón tenga su razón de ser en ahorrar dinero: “No es cuestión de precios. Hemos hecho promociones y no se nota una mayor clientela. Además, muchos van a los botellones y luego acuden a consumir a nuestros establecimientos”. Bebidas más económicasSegún un reciente estudio publicado por el Instituto Andaluz de la Juventud (IAJ), las limitaciones económicas por la ausencia de ingresos propios están ligadas al botellón, protagonizado por los más jóvenes (un 39% de los consultados, según la encuesta del IAJ). Del mismo modo, los sociólogos autores del informe señalan que el botellón prolifera porque se desarrolla en un espacio no restringido, que permite múltiples formas de relacionarse entre los participantes, “sin excesivos ruidos”. Pero para ruido, el que soportan los vecinos de los alrededores de la plaza de la Merced, lugar habitual de reunión. “El ruido que es terrible e inhumano. No podemos dormir ni descansar. Pero puede que no sea lo peor de todo. La situación que se vive en el Centro es tercermundista. No hay más que pasar por calles como San Juan de Letrán, un auténtico urinario público. Es nauseabundo”, concluye Dolores Acosta. 'SÍ´ AL BOTELLÓNLimitaciones económicas. La falta de ingresos propios de los jóvenes provoca que el botellón sea una alternativa más barata para consumir alcohol y sin tener que pagar entradas. Calidad de la bebida. Los jóvenes sostienen que en el botellón saben lo que beben sin temer al conocido 'garrafón´. Charlar sin ruidos. Los bares, pubs y discotecas suelen tener la música con un volumen demasiado alto, que impide charlar. Los jóvenes prefieren el botellón porque ofrece múltiples formas de relacionarse. 'NO´ AL BOTELLÓNRuido insoportable. Los vecinos apenas pueden conciliar el sueño los fines de semana. La falta de descanso provocada por el botellón fue en su día el causante de que muchos residentes emigraran a otras zonas de la ciudad, quedándose el Centro despoblado. Suciedad de las calles. El botellón genera un gran número de residuos. Incluso los jóvenes que lo practican se lamentan del estado en que quedan las calles. Vandalismo. Los vecinos se quejan de que sus porteros electrónicos aparecen rotos y sus portales se convierten en urinarios públicos. Los jóvenes niegan más consumo con el botellónI.A.C. Málaga. |
Los expertos consultados por La Opinión de Málaga aseguran que este tipo de sanciones serán más efectivas que el pago de una multa económica, que en última instancia termina saliendo del bolsillo de los padres o tutores.
Por lo que se conoce hasta ahora, serán las corporaciones locales las encargadas de inspeccionar e imponer estas penas. El concejal de Juventud del Ayuntamiento de Málaga, Elías Bendodo, también espera poder leer la ley, pero, en cualquier caso, preve que estas competencias recaerán en el Consistorio. “Pero deben ir acompañadas de recursos económicos para poder llevarlas a cabo”, insistió.
¿Qué se viene haciendo en Andalucía para reducir el hábito de consumir alcohol entre los jóvenes? Mientras se termina de aprobar esta controvertida ley, el Gobierno Andaluz ha aprobado una serie de normativas en el ámbito de la movida juvenil encaminadas a reducir la ingesta de bebidas alcohólicas, pero ninguna de ellas prohíbe beber en la vía pública, como se ha hecho en las comunidades de Madrid y Extremadura, “y que no han resultado exitosas porque el problema no es prohibir, sino hacer efectiva esa prohibición”, señala José Antonio Soriano, director general de Espectáculos Públicos de la Junta.
Soriano señala que el 90 por ciento de las prohibiciones que preve la futura ley antibotellón ya se aplican en Andalucía desde 1997, a raíz de la Ley de Prevención y Asistencia en Materia de Drogas.
Entre estas medidas se halla la restricción de vender alcohol en estaciones de servicio o en locales no autorizados para su consumo de forma ambulante o a distancia a partir de las 22 horas. También dictó una orden de horarios para los establecimientos públicos, poniendo coto a una práctica usual como eran los 'afterhours´. Incluso ha aprobado una norma para eliminar la discriminación en el acceso a los locales de ocio. Todas estas reglas persiguen, indirectamente, reducir el consumo de alcohol en la calle.
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