Santander, 18/08/03 La presión policial no logra acabar con el 'botellón'Los vecinos se quejan por los ruidos y suciedad que genera . En Santander el problema son los actos vandálicos, según la policíaVictoria Lemaur
En los últimos años el fenómeno del 'botellón' se ha generalizado, aunque las zonas de consumo varían cada cierto tiempo como consecuencia de la presión que los dispositivos policiales ejercen sobre estos grupos de jóvenes. Los Pinares, el barrio de la Encina, la finca de Maternidad, el Parque del Agua, Mataleñas, el Parque de Mesones y el aparcamiento de la playa de El Camello, son sólo algunas de los enclaves santanderinos en los que jóvenes de entre 15 y 24 años se reúnen para beber hasta la euforia, en el mejor de los casos, o hasta el coma etílico en el peor, dejando el lugar sembrado de botellas, bolsas de supermercado, vasos y restos de comida. A ello se une alguna que otra 'vomitona' y malos olores derivados de la orina, lo que provoca las airadas quejas de los vecinos de las zonas afectadas. La moda y los altos precios que las bebidas alcohólicas tienen para los jóvenes en los bares y pubs, hace que este fenómeno haya experimentado un fuerte aumento en los últimos cinco años. Las concentraciones en torno al 'botellón' se producen principalmente los fines de semana. Sin embargo, durante el verano, estas 'citas' se amplían a otros días y también a zonas cercanas a las playas a lo largo de toda la región y también coincidiendo con las fiestas en los pueblos. Por ejemplo, Comillas, Reinosa, Ampuero y otras localidades se convierten en un gran 'botellón' durante su fiestas patronales Vara de medirPara la Federación de Asociaciones de Vecinos (FECAV), el problema de los ruidos y la suciedad es consecuencia del consumo de alcohol en la calle, algo que está expresamente prohibido en la Ley de Drogodependencias de Cantabria, pero no depende de si es un 'botellón' o se trata de personas que adquieren la bebida en un pub y luego la toman en el exterior. No obstante, el secretario del colectivo, Fernando Crespo, opina que las instituciones tienen «diferente vara de medir el problema persiguiendo al 'botellón' y haciendo la vista gorda» en el segundo caso. Miguel Ángel Sañudo, concejal de Policía del Ayuntamiento de Santander, considera que estas concentraciones están muy extendidas entre los jóvenes y reconoce que, a pesar de los dispositivos policiales -42 entre enero y agosto de este año-, el problema tiene una difícil solución, ya que «una intervención directa podría producir un altercado». En su opinión, en Santander no existe una 'ruta del botellón' sino lugares que van siendo abandonados, como Mataleñas o los Pinares, por otros que se ponen de moda como el barrio Pesquero, en donde en los últimos meses se están produciendo concentraciones de jóvenes con motos que provocan fuertes ruidos y algún que otro incidente. En este sentido, indicó que, además del ruido, el principal problema son los «actos vandálicos» sobre el mobiliario urbano que provocan los jóvenes bajo los efectos del alcohol y que «ha llegado al lanzamiento de bancos al agua desde el paseo de Mataleñas». El consumo del 'botellón' no se circunscribe a la capital, sino que es un fenómeno generalizado en la región en localidades como Laredo, Castro Urdiales, Reinosa, Selaya, San Vicente de la Barquera, Renedo, Potes y, en verano, en Suances, lo que ha ocasionado que sólo en los últimos tres fines de semana la Guardia Civil haya formulado 86 denuncias en las zonas de 'movida juvenil' sólo por consumo de alcohol en la vía pública.
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