Dueños de bares de Gràcia exigen mano dura contra el 'botellón'Los empresarios de la plaza del Sol exigen que el ayuntamiento evite la venta ambulante de alcoholAfirman que la presión municipal se limita a los locales de ocio y deja impunes actividades ilícitasPatricia CastánLa resaca del botellón va más allá de los bebedores. Los excesos etílicos y de ruidos que acompañan todas las noches a la plaza del Sol han provocado también una úlcera en vecinos y locales de ocio. Los empresarios han dicho basta, y reclaman con urgencia que el ayuntamiento aplique el mismo control sobre la venta ilegal de alcohol que el que se ejerce contra los locales de ocio.Los responsables de los bares arremeten contra el ayuntamiento por tratar con distinto rasero a los diferentes colectivos que hacen negocio por las noches. "Desde hace cuatro años nos han ido presionando cada vez más, con denuncias continuas, recorte de espacio, de sonido y de todo", explica José Aureliano Fernández, presidente de la Associació de Veïns i Comerciants de la plaça del Sol. Él, como los dueños de los establecimientos del entorno, no entienden por qué "esa mano dura" no recae en quienes infringen las normativas desde hace casi un mes, vendiendo masivamente alcohol en el centro de la plaza. Llamadas en vanoA lo largo del pasado fin de semana, responsables de los bares y vecinos han llamado incesantemente a la Guardia Urbana sin resultados. "Lo más que vemos es una patrulla de vez en cuando, que se incauta de unas pocas latas --como la madrugada de ayer-- y se va", añade el portavoz. Los vecinos constatan esa dinámica diaria, que poco a poco ha colmado el vaso de la paciencia. "La degradación de la plaza es total. Toda esta gente que bebe sin parar se pasa la noche orinando en cualquier rincón", explicó un camarero de la zona. Algunos bares han colgado un aviso que restringe el uso de los lavabos a clientes.La paradoja del asunto es que las actuaciones municipales en el distrito se han caracterizado por la restricción del ocio durante los últimos cuatro años. Un plan especial reguló los usos de las plazas, y los bares de la del Sol han visto duramente recortadas sus terrazas con el objetivo de frenar la presencia multitudinaria de noctámbulos y, por tanto, de ruidos. Fernández cuenta que de tener 12 mesas ha pasado a las 5 autorizadas este año. Los recortes, que atendían a las quejas de los vecinos, se han saldado con la pérdida de 50 puestos de trabajo en la plaza en aproximadamente tres años. TraspasosLa situación se ha agravado ahora con el botellón, que perjudica tanto la imagen como los negocios de la plaza. Aunque una cerveza cueste dos euros (333 pesetas) en una terraza (una lata en la calle vale uno), el suelo de la plaza se abarrota antes que las mesas, incluso entre semana. Algunos empresarios están dispuestos a traspasar sus negocios, algo impensable hace unos años, cuando eran una mina de oro.
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