Diversión conflictiva en plazas y playas de BarcelonaLas multas por beber alcohol en la calle no aumentan pese al 'botellón'La Guardia Urbana sólo ha puesto 403 denuncias en seis meses por consumo en la vía públicaVecinos afectados piden la erradicación de la venta ambulante de cervezas como soluciónPatricia Castán
Las ordenanzas municipales dejan en manos de la Guardia Urbana el sancionar o no el consumo de alcohol en espacios públicos "cuando el número de personas u otras circunstancias, apreciadas por la autoridad, puedan causar molestias a los vecinos o viandantes". Esta imprecisión hace que los agentes duden en muchos casos a la hora de evaluar estas "molestias". Fuentes de la Guardia Urbana explican que el consumo en sí no se persigue, y que sólo se interviene cuando afecta al vecindario. La molestia, normalmente, se calcula en términos de euforia etílica y de ruidos. Así que la ocupación total de plazas como la Reial y la del Sol --como informó ayer este diario--, podría no resultar sancionable. Además, algunas fuentes apuntan que una acción contundente contra estas concentraciones --de más de 500 jóvenes, muchos turistas-- podría acabar en altercados graves. Latas baratas y fríasUn portavoz de la asociación de Amics i Comerciants de la plaça Reial explicó ayer que ya han presentado sus quejas ante el distrito de Ciutat Vella, tras detectar que el consumo de alcohol en la calle --habitual pero moderado-- se multiplicaba en sólo unas semanas hasta ser multitudinario. Los afectados están convencidos de que la solución pasa por actuar más drásticamente contra los vendedores de latas de cerveza. Decenas de paquistanís distribuyen esta bebida, tan accesible que los jóvenes se instalan en las plazas y están continuamente atendidos. La misma fuente aseguró que "el 90% del alcohol que se bebe en la plaza Reial son latas de cerveza". La bebida, que suele costar un euro, está muy fría, aunque los vendedores la llevan en bolsas. Ello demuestra que los pisos donde se abastecen están allí mismo.La oposición pide durezaLa oposición pidió ayer más mano dura contra el botellón. Alberto Fernández Díaz (PP) reclamó que se modifiquen las ordenanzas y se sea taxativo en la prohibición de consumir alcohol en la calle, a excepción de veladores o verbenas. El concejal de CiU Joan Puigdollers, en cambio, reclamó que se impongan las actuales normas con más autoridad y se impidan las concentraciones por molestas. Añadió que estos casos son "previsibles" por lo que la excusa del inesperado botellón verbenero de Sant Joan "ya no es válida". También alertó de la venta de alcohol a menores.
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